De Wobegon al Síndrome del Impostor, pasando por Dunning-Kruger
Garrison Keillor es un locutor radiofónico estadounidense que durante muchas
décadas llenó las frías mañanas de Minnesota con noticias e historias. Para
poder expresar al inicio de cada día, y de forma convincente, la ilusión y
optimismo que él mismo no sentía, empezó a presentar patrocinadores
imaginarios como Powdermilk Biscuits, las galletas que consiguen que las
personas tímidas se levanten de la cama y hagan cosas.
Poco a poco fue hilando un universo de productos imaginarios y simpáticas
historias cotidianas que situó en un pueblo, por supuesto imaginario, llamado
Lago Wobegon, una palabra derivada de la expresión india que significa
"el lugar donde te esperamos tres días bajo la lluvia". Cada día presentaba
una sección llamada "Noticias de Lago Wobegon", empezando con la famosa frase
"Bueno, esta ha sido una semana bastante tranquila en Lago Wobegon..." y
terminando con la aún más célebre "Estas son las noticias desde Lago Wobegon,
donde todas las mujeres son fuertes, todos los hombres son guapos y todos los
niños están por encima de la media".
Todos los niños están por encima de la media... ¿Cómo es eso posible? Esta
paradoja da nombre al Efecto Lago Wobegon, que no es más que un nombre
alternativo para la Superioridad Ilusoria, un sesgo cognitivo por el
cual las personas sobreestimamos nuestras capacidades en relación a las
personas que nos rodean. Probablemente has oído hablar del estudio en el cual
el 88 % de conductores se declaró mejor que la media, pese a que el estudio
fue realizado entre personas hospitalizadas por accidentes de tráfico.
Piensa por un momento en tu caso particular y compárate con tus compañeros de
clase o de empleo. Probablemente pienses que los demás son más lentos, menos
puntuales y menos productivos que tú. De la misma forma, los músicos de una
banda creen que los demás no les saben llevar el compás. Los jugadores de un
equipo de baloncesto se lamentan porque sus compañeros no entienden sus
jugadas. Y todos los padres consideran que sus hijos son los más guapos y los
más listos, y por supuesto todos están equivocados excepto yo porque mis hijas
efectivamente son las más guapas y las más listas.
En una vuelta de tuerca, los académicos Justin Kruger y David Dunning
publicaron un estudio en 1999 afirmando que la Superioridad Ilusoria es
variable y depende del grado de competencia. Concretamente, que a menor
habilidad mayor es la diferencia entre el nivel real y el nivel autopercibido.
Es decir, que cuando una persona está comenzando a aprender algo, cree que
sabe mucho más de que realmente sabe. Un par de ejemplos serían el guitarrista
que se ve al nivel de Jimmy Page cuando aprende los acordes del
Stairway to heaven, o el tenista que se considera Rafa Nadal el día que devuelve la primera
bola de revés.
Esto es lo que se conoce como Efecto Dunning-Kruger, y es una
explicación muy buena de por qué las redes sociales están llenas de imbéciles
proclamando estupideces con la máxima convicción. Y cuando el tema tratado
tiene más de opinión que de datos, tenemos un caso de manual de la
Ley de Controversia de Benford (este Benford no, otro) y lo mejor es salirse de la discusión. Por cierto, ChatGPT afirmando
falsedades como si fueran verdades universales también podría representar un
caso claro de Dunning-Kruger, siendo el primer sesgo cognitivo de un ente
no biológico.
El efecto de este sesgo se atenúa confirme se va progresando en un
conocimiento o habilidad. Así, un estudiante de matemáticas se cree una
eminencia haciendo ecuaciones de segundo grado pero un ignorante cuando
resuelve integrales por residuos. O un chaval se ve en la NBA cuando mete tres
triples consecutivos pero un jugador profesional se desespera cuando falla dos
tiros libres seguidos. En el otro extremo, los expertos en una materia tienden
a infravalorar sus conocimientos, siendo muy conscientes de lo mucho que no
saben.
Esto nos lleva al Síndrome del Impostor, un fenómeno por el cual muchos
grandes profesionales viven con la sensación de que ocupan una posición para
la cual no están capacitados, y por mucho que se esfuercen siempre sienten que
no rinden lo suficiente. Este sentimiento de ansiedad, que se sufre en
silencio como una suerte de almorranas mentales, es muy común en cargos de
responsabilidad.
En un caso extremo, Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la luna,
dijo en una convención de artistas y científicos: "¿Qué demonios estoy
haciendo aquí? Todos estos han realizado cosas asombrosas. Yo simplemente fui
a donde me enviaron".
Al final le habrá que dar la razón a Sócrates cuando decía aquello de "Yo solo
sé que no sé nada".
COMPARTIR ES BUENO
COMPRA MI LIBRO
CUENTOS INFANTILES
CON FINAL MACABRO
CUENTOS INFANTILES
CON FINAL MACABRO
Si te ha gustado este post, puedes ayudarme a mejorar con un pequeño gesto :)
→ CLICK AQUÍ ←
→ CLICK AQUÍ ←
Publicar un comentario
Comentar es gratis y aumenta karma ;)