Qué es el dinero
Dudas y más dudas que podemos intentar aclarar recurriendo a las cinco
características que comúnmente se exigen para que algo sea dinero:
- Estandarizado. Cada unidad debe tener las mismas características, o de lo contrario cada intercambio tendría que ser precedido por una valoración del dinero usado.
- Reconocible. Debe ser conocido y tener un valor aceptado por la sociedad.
- Divisible. Debe servir tanto para grandes transacciones como para pequeños intercambios.
- Transportable. Debe poder ser transportado con facilidad.
- Durable. Debe permanecer sin cambios a lo largo del tiempo.
Aparte de estas características, el dinero debe servir para tres funciones:
- Unidad de cuenta. El dinero debe servir para expresar el valor de bienes y servicios muy heterogéneos.
- Medio de intercambio. El dinero debe poder ser usado para intercambiar bienes y servicios.
- Reserva de valor. El dinero debe tener un valor mantenido en el tiempo, sin grandes oscilaciones ni devaluaciones.
En base a estas tres características, podemos jugar a identificar qué es y no
es dinero.
- Los billetes del Monopoly no son dinero porque no son reconocibles fuera del juego.
- Las patatas no son dinero porque no son durables.
- Un terreno no es dinero porque no es transportable ni está estandarizado.
- Unas clases de matemáticas no son dinero porque no son transportables ni divisibles.
- Un disco de Led Zeppelin no es dinero porque no es reconocible salvo por la gente con buen gusto musical.
- Los euros, y el resto de monedas fiat, podrían ser dinero en teoría, pero en la práctica no lo son porque fracasan como reserva de valor. Ni siquiera hay que ir a ejemplos extremos, sino que basta ver la evolución de precios durante los últimos 50 años en cualquier país.
- El oro no es dinero porque no es práctico como medio de intercambio.
- El bitcoin y demás criptomonedas no son dinero porque no son prácticas como medio de intercambio, además de que su utilidad como reserva de valor es todavía muy dudosa.
- Las obras de arte no son dinero porque no están estandarizadas ni son reconocibles ni divisibles, ni transportables en muchos casos.
Sorprende que aplicando todo esto no se pueda considerar los euros, dólares ni
wones como dinero. Mientras los gobiernos sigan forzando inflación y no
tengamos una cierta garantía de que un euro de dentro de 20 años tenga un
valor similar al de hoy, aceptar moneda fiat será un mal necesario. Este es el
motivo por el que
muchas personas abrazan el bitcoin
como una moneda mucho mejor, lo cual no deja de ser salir de la sartén parta
caer al fuego.
Una derivada interesante es que, en un mundo regido por el dinero fiduciario,
puede ser dinero cualquier cosa siempre que un número relevante de personas le
otorguen un valor. Nada impide que se empiece a pagar con cromos de Panini de
la Liga de 1990, siempre que suficientes vendedores los acepten. Si los
gallegos nos ponemos de acuerdo, podrían ser dinero los chocos de la ría.
Incluso los NFTs tuvieron su momento de gloria.
El límite viene dado por el Estado al aceptar el pago de impuestos solo en la
moneda de su elección. Por mucho que comerciemos en el día a día con cromos de
fútbol, a la hora de la verdad tenemos que seguir usando el euro. De aquí la
diferencia entre fiduciario (creído por la mayoría) y fiat (creado a golpe de
decreto oficial).
De toda la historia y evolución del dinero me gustaría mencionar como punto de
inflexión la abolición del patrón oro por Richard Nixon en 1971. Aunque el
patrón oro se mantenía de forma renqueante desde los acuerdos de Bretton Woods
de 1944, fue la gran deuda causada por la Guerra de Vietnam lo que llevó a
Nixon a eliminar definitivamente la convertibilidad del dólar al oro. Desde
entonces, el dinero no tiene más valor que el otorgado por la confianza de los
ciudadanos, ya que no tiene nada detrás que lo respalde. Por supuesto, libres
ya de ataduras, los gobiernos están lanzados en una espiral de gasto sin
control que hace que el dinero valga cada vez menos, y cuya mayor víctima es
siempre el pequeño ahorrador.
Para los defensores del trueque como forma ideal de intercambio, también tengo
un comentario. El problema del trueque es doble: por un lado, la
obligatoriedad de que coincidan las ofertas y demandas de todas las partes
(chico con peces en busca de huevos encuentra a chica con huevos en busca de
peces), y por otro la necesidad de que el valor sea similar entre lo ofrecido
y lo demandado por cada participante. De lo contrario, o se apela a la
generosidad o es necesario establecer alguna forma de valorar la diferencia
para compensarla con posterioridad. Y cuanto mayor es la tribu, menos
generosidad y más necesidad de cuantificar. Esta forma de valorar la
diferencia, idealmente, se debería materializar en algo estandarizado,
reconocible, divisible, transportable y durable. Es decir, dinero.
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