Kiyosaki y el cuadrante del flujo de dinero
De entre los varios libros que encajan en la categoría de cambio de chip
financiero, el más popular es el
Padre Rico, Padre Pobre
de Robert Kiyosaki. Dentro de esta obra, que por otra parte no está exenta de
errores y simplezas, la idea más famosa y que más perdura en los lectores es
el famoso cuadrante del flujo de dinero. Esta idea la extendió posteriormente
en otro de sus libros, titulado
El cuadrante del flujo de dinero, siguiendo esa costumbre tan norteamericana de escribir un libro de 300
páginas alrededor de una idea que se puede explicar en cinco minutos.
La idea es muy sencilla: existen cuatro formas fundamentales de conseguir
ingresos. Cada una de estas formas se representa con una letra en un cuadrante
imaginario.
El empleado (E) trabaja por cuenta ajena, en una labor que se reduce a
intercambiar tiempo por dinero. Está sujeto al devenir de la empresa para la
cual trabaja y no tiene un control real sobre el futuro de esta. Suele estar
sujeto a un horario y ubicación fijos. Su progreso financiero depende de
promociones laborales que pueden llegar o no, pues tampoco dependen de él, por
mucho que pueda incrementar sus probabilidades a base de esfuerzo y
eficiencia.
El autónomo (A) trabaja por su cuenta para varias empresas, de forma
que su devenir no está ligado a un solo pagador. Tiene algo más de libertad en
cuanto a horarios y ubicaciones, aunque frecuentemente acaba más "preso" que
un empleado. Su progreso financiero depende completamente de él, ya que es
función directa de su desempeño. Sin embargo, al final también está
intercambiando tiempo por dinero y sus ingresos se ven limitados por la
cantidad de tiempo disponible.
El dueño (D) es propietario de una empresa en la que cuenta con
empleados. Su gran ventaja es que se apalanca en el tiempo de otros, por lo
que en teoría sus ingresos no tienen límite. Cuando las cosas van bien, puede
reducir mucho su tiempo dedicado a trabajar. Su mayor riesgo es que, al igual
que el empleado, sus ingresos dependen de una sola fuente, sobre la que no
tiene todo el control.
El inversor (I), por último, usa su dinero para adquirir activos
que le proporcionan ingresos. Estos activos pueden ser inmuebles para
alquilar, acciones de empresas o una simple cuenta bancaria a plazo fijo,
entre muchas otras opciones. Puede diversificar sus fuentes de ingresos y
estos no dependen del tiempo empleado. Se podría decir que su dinero trabaja
para él.
Sobre este cuadrante se podrían dibujar algunos ejes: uno del esfuerzo (de
abajo a arriba), otro del tiempo dedicado (de derecha a izquierda), otro de la
libertad de acción (de arriba a abajo) y otro de los ingresos posibles (de
izquierda a derecha).
Hay un camino posible que algunas personas consiguen transitar, pasando de
empleado a autónomo, después a dueño (empresario) y por último a inversor. Se
puede saltar alguno de los pasos intermedios, por ejemplo pasando de empleado
a empresario sin ser autónomo, o empezando como autónomo sin ser nunca
empleado por cuenta ajena. Sin embargo, pese al empeño de los defensores de la
independencia financiera, es muy complicado pasar directamente de empleado a
inversor a menos que haya un factor inusual como una altísima remuneración,
una herencia o una lotería.
Este cuadrante del flujo del dinero sirve sobre todo para entender
dos conceptos muy importantes:
Uno, que el empleado y el autónomo tienen un límite claro a sus ingresos, que
es su tiempo disponible para trabajar. Por contra, el empresario se apalanca
en el tiempo trabajado por sus empleados y en principio no hay límite al
número de empleado que puede tener una empresa. El inversor va un paso más
allá, y es su dinero quien trabaja para él.
Y dos, que es importante adquirir activos que generen ingresos y evitar los
pasivos que solo generan gastos, entendiendo por activos y pasivos no la
definición contable sino la del propio Kiyosaki. Una acción de Inditex es un
activo porque da derecho a dividendo, un perro es un pasivo porque hay que
pagar veterinario y seguro. En otros casos la clasificación no está tan
clara, por ejemplo un piso desocupado es un pasivo pero ese mismo piso
alquilado es un activo, y un coche es un pasivo pero puede ser un activo si
nos permite ir a trabajar.
La virtud del cuadrante del flujo de dinero es que muestra de manera
esquemática una serie de conceptos básicos para entender las finanzas
personales, y facilita a las mentes inquietas una serie de reflexiones que
precisan de algún tipo de chispa para arrancar. No es casual que Padre Rico, Padre Pobre sea el libro más citado entre los nuevos inversores.
Y si quieres más chispas,
prueba con esta lista de libros.
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