Tres años no son nada
Tres años después de marcharse a Corea a pasar un verano de liberación tras
varios meses de
encierro por el coronavirus. Tres años después de que el viaje de vuelta fuera cancelado a causa de las
restricciones por culpa del maldito bicho. Tres años después, las chicas
volvieron a España para hacer una visita de tres semanas.
Fueron tres semanas de tiempo familiar, reencuentros, buena comida y bastante
playa. Tenía planificados varios viajecitos cortos y otros planes para
aprovechar el tiempo al máximo, pero al final casi no salimos del pueblo.
Llegado el momento, apetecía más simplemente pasar una tarde tranquila
que montarse en el coche. Hablamos, paseamos, jugamos, fuimos a la playa,
vimos series y películas por la noche, cocinamos y comimos... y así como
llegaron se marcharon. La sensación de fugacidad fue similar a
mi visita a Corea del año pasado.
Sonia ya está en Secundaria y en verano solo tienen una breve pausa de tres
semanas, llena además de deberes que iba haciendo por las mañanas. La pausa
escolar entre enero y febrero es más larga, pero faltaba mucho y no quisimos
esperar. Además, se disfrutan más tres semanas en verano, cuando hace buen
tiempo y los días son largos, que un mes y medio en invierno con frío, lluvia
y días cortos y oscuros.
¿Y ahora qué? Esa es la gran pregunta. El Covid ya se terminó y toca volver a
unir nuestra pequeña familia de una vez. El mayor problema es que yo tengo mi
vida en España (empleo, padres, entorno) y ellas ya se hicieron coreanas de
nuevo (escuelas, suegros, etcétera). Esperaremos hasta octubre por un trámite
pendiente, pero ahí se solventará esto de una manera o de otra. O se vuelven a
España a continuar lo que empezamos
hace seis años, o me marcho yo a Corea
como hice hace trece veranos. Lo que no haremos es seguir con este juego de "ya veremos en tres
meses...".
Hasta entonces, queda el recuerdo de tres semanas estupendas y
esa sensación siempre extraña
cuando se visita algo que antes era hogar.
Comentar es gratis y aumenta karma ;)