La rígida estructura laboral de Corea
De mis años trabajando en Corea me quedo con una característica fundamental
que creo que explica todas las demás: La estructura jerárquica es muy rígida.
Veamos qué consecuencias tiene esto.
El respeto al superior que se practica tantos aspectos de la sociedad
coreana tiene muchísima fuerza en las empresas. Un subordinado nunca le
llevará la contraria a un superior. Aunque el jefe plantee hacer algo
completamente estúpido, y el subordinado tenga clarísimo que hay opciones
mejores, no se lo dirá directamente. Lo usual es que ejecute las instrucciones
sin rechistar, aunque en algunos casos puede ignorarlas y no hacer nada o
incluso hacer algo diferente que considera mejor. Lo que no se hace nunca
(léase "casi nunca", que siempre hay alguna excepción) es llevarle la
contraria al jefe, ni en privado ni en público.
Un punto importante a tener en cuenta es que cuando dos personas se
relacionan, siempre hay una que esté por encima de la otra, tanto en la
familia como en la empresa o en cualquier otro ámbito. En la empresa, por
ejemplo, la relación principal es la jerarquía, según la cual el jefe siempre
manda. Entre dos empleados situados al mismo nivel, se sitúa por encima el que
lleve más años en la empresa. En la educación y en las empresas hay dos
palabras importantes que indican esto: seonbae (선배) y
hubae (후배), donde el primero tiene más experiencia que el segundo. En
caso de estar al mismo nivel y tener una experiencia similar, se consideran
factores como el prestigio de la universidad donde se estudió o el nivel
sociocultural de la familia de la que se procede.
¿Y qué pasa con la edad? En el ámbito familiar la edad es el factor principal
a la hora de establecer jerarquías, por lo que se podría pensar que en la
empresa puede haber roces entre un jefe joven y un subordinado mayor.
Efectivamente, pueden darse situaciones extrañas debido a esto, pero no es tan
frecuente como debería. El motivo es que los ascensos se dan más por
antigüedad que por méritos. La valía se tiene en cuenta cuando la antigüedad
es similar, pero entre un veterano inútil y un novato lleno de talento suele
ascender el veterano, que a continuación procederá a aplastar la iniciativa
del joven, pero ese ya es un tema a tratar un poco más adelante.
Estos ascensos otorgados por antigüedad dejan víctimas por el camino,
porque por muy superpoblada que esté la jerarquía en cualquier empresa mediana
o grande, y créeme cuando digo que lo está, no deja de tener forma de pirámide
con una punta más estrecha es la punta que en la base. Todos esos veteranos
que han perdido las opciones de seguir ascendiendo y empiezan a sentir la
presión de los trabajadores más jóvenes y capaces, acaban saliendo de las
empresas a cambio de una compensación. Esta situación suele darse entre los 50
y los 60 años, sobre una década antes de la jubilación, y el resultado es un
ejército de ajeossis desempleados y con opciones casi nulas de enrolarse en
otra empresa. Los más previsores tendrán unos buenos ahorros y dedicarán sus
días a dar largas caminatas por las montañas. Los que no supieron o no
pudieron o ahorrar lo suficiente, se ven obligados a buscar la forma de seguir
ganándose la vida. Muchos de estos últimos emplean la compensación, que por
poner una cifra puede ser del orden de unos 50 millones de wones, en empezar
un negocio. Los negocios más comunes son franquicias, por ejemplo
cafeterías
y restaurantes de pollo frito.
Decía un poco antes que los jefes veteranos tienden a machacar la iniciativa
de los jóvenes. Ya sea con puño de hierro o con guante de seda, a base de
gritos o haciendo el vacío, la cultura corporativa tiende a ser muy
autoritaria. De esta forma, es difícil que un joven mantenga la ilusión cuando
trabaja en una corporación coreana y ve que sus ideas son ignoradas
sistemáticamente. Estas costumbres van cambiando, es cierto, pero muy
lentamente. Al final, cuando ese joven ignorado durante años llega a un puesto
de responsabilidad, lo más común es que trate a sus subordinados igual que sus
superiores le trataron a él durante tanto tiempo, ya sea por una suerte de
venganza intergeneracional o simplemente porque no conoce otra forma de
proceder.
Por todo lo expuesto, la comunicación en las empresas es muy difícil.
Los jefes no hacen caso a sus empleados, y estos odian a sus jefes. Entre
compañeros la situación no es mucho mejor, porque entra en juego la
competitividad. Si el objetivo de varios es ascender a la misma posición, se
acaba yendo a la oficina con un cuchillo entre los dientes. Incluso entre
departamentos la comunicación es cualquier cosa menos fluida, pues en el fondo
el jefe de cada departamento sabe que es un inútil y tiene miedo de que al
colaborar con otra división esto se ponga de manifiesto. Estoy generalizando y
exagerando, lo reconozco, pero es una forma de que la explicación se entienda
mejor.
Voy a terminar con un par de anécdotas ilustrativas.
En la primera, vi cómo una oficina exterior de la empresa estaba haciendo una
campaña de marketing que se solapaba con la nuestra, haciendo que ambas fueran
menos eficaces. Era casi como si nos estuviese haciendo la competencia. Le
expliqué a mi jefe que deberíamos colaborar y sumar fuerzas para multiplicar
el alcance, o al menos delimitar el campo de actuación de cada oficina. Mi
jefe dijo que sí, que solucionaría el tema, pero fueron pasando las semanas y
no había novedad. Yo le preguntaba si había hablado con los otros y él decía
que todavía no, que lo haría pronto. Al final le pregunté directamente
(jugando el comodín del extranjero) si había algún problema y me confesó que
no se atrevía a hablar con el jefe de la otra oficina porque, aunque estaba a
su mismo nivel en la jerarquía, llevaba un año más que él en la empresa y por
tanto era su seonbae. El tema se medio arregló cuando hablé yo
directamente con mi equivalente del otro sitio, puenteando completamente a los
jefes.
El segundo caso no es una anécdota sino varias. En
este post de hace años
hablaba de las sospechas de cómo la rigidez jerárquica podía ser causa de
graves accidentes de aviación debido a las reticencias del copiloto a poner en
duda decisiones del piloto. Este tema también se trata en el libro
Outliers
(traducido al español como
Fuera de serie) de Malcolm Gladwell, que por otra parte es una lectura muy recomendada.
Termino con otra consecuencia de todo esto: Pese a ser un país donde se
trabajan tantas horas, con jornadas laborales interminables, Corea del Sur es
uno de los países de la OCDE con menor productividad.
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Hola , asombra que haya menos productividad , es algo malo desde mi punto de vista , pero es algo cultural como todo país tiene , y es raro , porque en Japón también hay cultura laboral , pero ellos son mas productivos , como que en Corea todavía está la influencia de aquellos primeros gobiernos después de la Guerra de Corea con mucha rigidez institucional y social , saludos .
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