viernes, 7 de agosto de 2020
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El foco y la dispersión

Cuando Bill Gates y Warren Buffett se encontraron cara a cara por primera vez, una conocida común puso un papel delante de cada uno y les pidió que escribieran la palabra que mejor definiese la clave de su éxito. Ambos escribieron la palabra "focus", que significa "foco" pero en este caso se traduciría mejor por "concentración".

Mantener el foco es la capacidad de concentrarse en una sola tarea o un solo aspecto de algo, venciendo distracciones y obviando tareas inútiles, de forma que el avance puede ser más rápido y constante. Al mismo tiempo, presenta la desventaja de dejar de lado otras experiencias y formas de conocimiento.

En Estados Unidos, la educación y la propia cultura tiende a centrar el foco en un aspecto concreto, de forma que los académicos y profesionales suelen ser expertos en un campo muy estrecho. En Europa, por contra, mantenemos la idea renacentista del hombre que sabe de todo, algo que podía ser factible hace 500 años pero no ahora, cuando en todas las ramas del saber se han producido tantos avances que pretender abarcarlo todo con una mínima profundidad es una tarea imposible.

El foco, la voluntad casi obsesiva de llevar su idea al éxito, es algo que tienen en común muchas otras personas de éxito. Por supuesto, mantener la concentración no es garantía de nada. Aunque no se escriban páginas sobre ello, hay mucha gente perfectamente centrada en una idea o proyecto equivocado que no supieron enderezar el rumbo precisamente por un exceso de foco.

Buffett y Gates, por cierto, se hicieron grandes amigos tras ese encuentro y mantienen una relación muy estrecha hasta el día de hoy. Buffet ha convertido Microsoft en una de las posiciones importantes de Berkshire Hathaway, y ha donado decenas de miles de millones de dólares a la fundación de Bill y Melinda Gates, en lo que posiblemente sea el mayor regalo hecho nunca.

Saltemos al año 2010, cuando me casé en Corea del Sur. Obtener el visto bueno de mi suegro para el enlace no fue sencillo. En aquel momento pensaba que era más una resistencia de cara a la galería que otra cosa, pero en realidad se opuso con cierto empeño. No le voy a quitar la razón, ya que un matrimonio internacional no es algo sencillo. Ahora que yo soy padre, no tengo claro qué haría si mis niñas aparecen con un pretendiente extranjero.

Ya de regreso en casa tras la ceremonia, hubo un momento en que mi suegro se vio obligado a dar algún consejo a los recién casados. Lo que me dijo fue: "Céntrate en una cosa para que tu familia sea próspera".

En esos años yo estaba muy centrado en unas pocas cosas. Principalmente en mi trabajo, y luego en mi relación con mi futura esposa. Mis únicos hobbies eran alguna pachanga ocasional de baloncesto y leer libros de ciencia ficción mientras escuchaba música.

Desde ese momento me he dispersado mucho. Abrí este blog, que fue seguido de otras bitácoras, entré en redes sociales, me interesé por la fotografía, me mudé a Corea y estudié coreano, tuve mi racha de footing, recaí en el vicio del Magic, dejé colgada mi profesión para ser traductor, revisor y profesor de español, abrí un par de canales de YouTube, durante una temporada planifiqué una plataforma web de aprendizaje de idiomas, estuve cerca de escribir un libro, me interesé por las finanzas y las distintas formas de inversión... Parecía que le quería llevar la contraria al suegro, porque de repente me interesaba por muchas cosas diferentes.

Está bien conocer muchas cosas para descubrir lo que le gusta a uno, pero en algún momento hay que decidirse por un punto en el que poner el foco. Pienso que debería elegir un proyecto personal y centrarme en él durante un par de años, pero me cuesta mucho decidirme por algo.

Desayuno en bolsa por coronavirus
Los desayunos de hotel son bastante tristes en época de Covid-19.

Escribo este post desde un hotel de Torrejón de Ardoz, donde estoy pasando unos días por trabajo. Conducir 2.500 kilómetros y visitar localidades en las que el coronavirus corre desbocado no me hace mucha gracia, pero puesto a asumir estos riesgos prefiero hacerlo ahora que las nenas están en Corea.

Mi reflexión es que todos debemos tener un proyecto vital, una ilusión que permita escapar de la "rueda del hámster" que es la vida del asalariado. Merece la pena dedicar un tiempo a seleccionar ese proyecto, incluso a iniciar varios hasta decidirse por uno definitivo, pero en algún momento hay que centrar el foco. Y cuanto antes se haga, mejor.
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