Lo más sorprendente que nos ha pasado en el metro de Seúl
Son incontables las veces que he usado el metro de Seúl, yo solo o en compañía de mi familia. El metro funciona muy bien, es rápido y relativamente barato, pero también es un sistema inhumano en el que miles de personas comparten el mismo espacio mientras se ignoran de forma absoluta. Sin embargo, siempre hay espacio para detalles de humanidad. De uno de ellos hablé hace un tiempo, pero el que traigo hoy supera todo lo que había vivido anteriormente en el "infierno subterráneo".
Viajaba en un tren de la línea 7 hacia el oeste de la ciudad en compañía de mi esposa y nuestra niña pequeña. Era media mañana, en esas horas en que la gente con trabajos normales ya está en la oficina y el metro es usado sobre todo por gente mayor y personas con el día libre.
Entramos y, tras un par de paradas, conseguimos espacio en dos asientos consecutivos. Yo jugueteaba con Elsa mientras mi esposa dejaba pasar los minutos con la mirada perdida en el otro lado del vagón. Entonces entró en el metro una señora mayor, una ajumma típica de entre 50 y 60 años. Pese a que había bastantes asientos libres, que escrutó con una rápida mirada, vino a sentarse a nuestro lado. No le presté ninguna atención, como tampoco di ninguna importancia al hecho de que compartiese un par de frases con mi esposa. La gente mayor muchas veces se siente sola, sobre todo en una ciudad como Seúl, y busca intercambiar unas palabras con cualquiera a su alcance.
Sin embargo, poco después vi que mi esposa tomaba el móvil de la mujer y empeza a escribir en él. Ahí ya me picó un poco la curiosidad y empecé a prestar atención a su conversación. Resulta que la mujer necesitaba traducir al inglés un email que había escrito en coreano. Pero no lograba entender a qué persona iba dirigido el mensaje. Se me pasó por la cabeza que la mujer se hubiera echado un novio extranjero, quizá a través de una iglesia, pero era una posibilidad demasiado extraña.
Elsa comenzaba a impacientarse. Yo ya había agotado todos mis trucos para mantenerla entretenida en el carrito. La mujer se dio cuenta de que la situación podría requerir la intervención de mi esposa, que al atender a la niña no podría seguir traduciendo el email. Para evitarlo, empezó a hacerle carantoñas a Elsa e incluso le dio sus llaves para que jugase con ellas. Cualquier cosa con tal de no quebrar la concentración de mi esposa. Por lo visto, el email era importante.
Llegados a este punto mi curiosidad ya estaba al máximo nivel, por lo que empecé a echar vistazos al texto que estaba siendo traducido. Como se suele escribir en esos titulares de clickbait, "lo que sucedió a continuación me dejó sin habla".
El email estaba dirigido a un chico francés de veintitantos años que no sabía coreano pero se defendía con el inglés. La mujer le agradecía mucho que se hubiese puesto en contacto con ella y le pedía que por favor no cortase la comunicación pese a la evidente barrera del idioma. También le hacía preguntas típicas como si tenía un trabajo o una novia, y le deseaba la mejor de las suertes en todo lo que hiciese en el futuro.
El chico francés era hijo de la mujer surcoreana. En algún momento de su vida, la mujer tuvo un hijo no deseado, o que no pudo atender, y lo dio en adopción. El bebé fue entregado a una familia francesa y vivió toda su vida en Francia. Durante más de dos décadas su único vínculo con Corea fue su aspecto asiático.
En algún momento, quizá al terminar sus estudios, el chico decidió buscar a su familia biológica y entabló contacto con la mujer que nos acompañaba en el metro. Por lo visto, incluso viajó a Corea para conocerla. El email era su primer mensaje tras el encuentro y en él la mujer daba rienda suelta a sus sentimientos y mostraba su deseo de que la relación con su hijo reencontrado pudiera continuar por más tiempo.
Lo que vimos en el metro fue solo un parpadeo en una historia humana que seguro es más compleja de lo que parece. ¿Por qué abandonó a su hijo esa mujer? ¿Fue un embarazo no deseado cuando estaba soltera? ¿Fue un hijo sin espacio en una familia que ya era demasido numerosa? ¿Tiene ahora una familia la mujer? ¿La familia actual conoce la existencia de ese hijo en Francia? ¿Qué motivó al chico a querer conocer a una persona que lo abandonó cuando no era más que un bebé?
Son muchas preguntas que quedan sin respuesta, y que permiten que cada persona le pongamos un contexto y un final imaginarios a esta historia real.
bonita historia y espero que tenga un final feliz.
ResponderEliminarQué historia tan curiosa. Difícil de imaginar en el frío metro de Seúl.
ResponderEliminarQue lindo leer estas historias tan tiernas, es sorprendente cada persona es una historia, ninguna es aburrida cada una tiene su particularidad. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarVaya historia, desde luego da qué pensar. Gracias por compartirlo!!
ResponderEliminarme conmovió! linda historia.Gracias
ResponderEliminarUna historia conmovedora y a la vez desgarra el corazón. Las razones eso ella y su hijo la saben. La imaginación y la fe mueve montañas. Ella continuará buscando la manera de comunicarse con él, ya que cada uno de ellos abrio la puerta del corazón.
ResponderEliminarHola amigo, gran abrazo dese Paraguay!!..y a todo esto, como se ve al embarazo de las mujeres en Corea?, existe el rechazo familiar ante un embarazo no planificado por parte de las jóvenes Coreanas?
ResponderEliminarEl rechazo social y familiar es tremendo. Las mayoría de madres solteras están en una situación de marginación casi completa.
EliminarPobrecillas..verdaderamente empiezo a creer cuando dices de que Corea de "país avanzado" solo lo es de imagen para fuera, una pena, y pensar que se rasgan las vestiduras y se hechan cenizas a la cabeza de la "preocupación" por la poca cantidad de nacidos vivos que hay y sus efectos sobre la economía..que va!!..animo con el blog!!
EliminarAhhh me encantó esta entrada, que buen guión para un K-drama, puedes llevárselo algún guionista, te lo agradecerá.Desde luego el guionista luego hará que tu señora tenga que ver con la historia y por eso se la dieron a ella de leer, pero bueno eso ya es harina de otro costal.
ResponderEliminarHay un dicho que dice la vida siempre supera la ficción.
Eso te lo puedo asegurar ya que fui terapeuta y sí que he escuchado historias realmente asombrosas!!!!!
Cariños