Buen fin de semana en Gyeongju, pero con pocas flores de cerezo
Teníamos pendiente celebrar los cumpleaños de marzo y abril yendo a algún tipo de balneario, en una cita que intentamos hacer coincidir con el inicio de la primavera y la floración de los cerezos. El lugar elegido fue Gyeongju y la fecha fue marcada según la previsión de floración. Bueno, no exactamente, porque mi calendario laboral obligó a atrasar un poco el viaje. Sabíamos que llegaríamos unos días después del punto máximo de floración, con lo que no contábamos es que entremedias hubiera un día de lluvia que estropeó bastante las flores.
El beotkkot es una explosión floral espectacular, pero tiene el defecto de que también es efímera. Pese a los esfuerzos de la agencia meteorológica por prevenir el calendario de floración, unos días de temperaturas más cálidas o más frescas de lo esperado pueden adelantar o atrasar la floración, dando al traste con los planes de muchas personas.
Sin embargo, unas flores de más o de menos no es motivo suficiente para dejar de disfrutar de un fin de semana de tranquilidad en familia.
Nos hospedamos en un condominio con la idea de pasar una mañana en la piscina. La experiencia estuvo bien y tanto Sonia como Elsa disfrutaron de lo lindo. La única pega es que no pudimos probar la piscina exterior de olas porque yo no tenía chaleco salvavidas. "Pero si soy un hombre de mar curtido en oleajes mucho mayores que este vaso de agua; dejadme disfrutar del agua, rufianes", dije. "No life jacket, no waves", me respondieron.
Lo mejor fue el paseo alrededor del lago Bomunho, que está rodeado por un sendero sembrado de cerezos. En una parte de este lago se encuentra el parque de atracciones Gyeongju World, destino típico de las excursiones escolares de la región. El recorrido completo se hace en una hora o algo más, dependiendo de la prisa que se tenga. En nuestro caso empezamos muy despacio pero terminarmos apurando el ritmo porque soplaba un viento, más frío que fresco, que atravesaba con facilidad las chaquetas que nos habíamos dejado en casa.
Pese a la belleza de las flores, el punto álgido del viajecito fue la visita nocturna al estanque Anapji, que por otra parte fue la única atracción histórica o cultural que visitamos en esta ocasión. Si el estanque ya es hermoso de día, la iluminación nocturna no hace más que realzar su atractivo. Es muy bonito, en serio, y está lleno de gente intentando reproducir esas fotos clásicas que adornan calendarios, postales y guías turísticas del país. Yo, con mi móvil y a pulso, hice lo que pude.
En cuanto a la parte gastronómica, comenzamos con una rica comida de hotel, continuamos con un festín de carne coreana de la mejor calidad, seguimos con una ración de sashimi fresquito y terminamos con el que quizá sea el peor sundubu que he probado en Corea.
En resumen, una visita muy diferente a la que hicimos hace unos años, buscando flores blancas en lugar de amarillas y disfrutando con mucha calma de la tranquilidad que ofrece el rural coreano.
Para completar el post, añado un vídeo con fragmentos del viaje en el que podrás ver las flores y su ausencia, así como preciosas vistas del estanque Anapji con su iluminación nocturna.
→ La mayoría de estas fotos están tomadas de mi Instagram, donde voy publicando imágenes de los sitios por donde paso.
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