Murales de Belfast: unionistas, republicanos e internacionales
Durante muchos años, al oír hablar de Belfast era inevitable pensar en el conflicto (los troubles, que dicen los irlandeses). Ahora, por suerte, las cosas se han calmado y ya no hay enfrentamientos. Sin embargo, las huellas del conflicto siguen en su lugar, tanto de forma material como en forma de pensamientos contrarios e inevitablemente enfrentados en las conciencias de los habitantes de Belfast. Ya han pasado unos cuantos años desde mi visita a la capital de Irlanda del Norte, pero estoy casi seguro de que el panorama es similar ahora al que yo vi entonces. Partidarios del Reino Unido contra partidarios de Irlanda, unionistas contra republicanos, protestantes contra católicos... un conflicto total que sumió a Irlanda del Norte en la violencia durante tres décadas.
El conflicto fue casi una guerra civil en una región dividida, con una ligera mayoría de unionistas (protestantes y partidarios de la pertenencia al Reino Unido) respecto a republicanos (católicos y partidarios de la independencia o la integración con Irlanda). Históricamente los protestantes acaparaban el poder y la riqueza, de forma que el malestar era manifiesto entre los católicos. En los años 60 surgieron intentos de movilización que buscaban un mejor trato hacia los católicos, que cristalizaron con la formación de la NICRA. Las movilizaciones de la NICRA empezaron a ser contestadas por los protestantes, dando lugar a un clima de creciente tensión. En un momento dado aparecieron los grupos paramilitares del IRA, por parte de los republicanos, y del UVF y UFF, por parte de los unionistas.
Murales dedicados a capítulos históricos de la lucha entre protestantismo y catolicismo. |
Los primeros años de la década de los 70 fueron especialmente violentos, con enfrentamientos constantes que provocaron cientos de muertos. El 30 de enero de 1972, el Domingo Sangriento (Bloody Sunday), fue quizá el pico de la violencia, y años más tarde sirvió de inspiración para la famosa canción de U2. El resto es historia, con capítulos impactantes como la huelga de hambre de 1981, hasta que en los años 90 comenzó un proceso de paz que puso fin a la violencia, aunque no aún al conflicto. Si quieres leer la historia completa, la Wikipedia tiene mucha información al respecto.
Este mural daba miedo, ya que desde cualquier punto siempre parece que el arma apunta al observador. |
Durante el conflicto, ambos bandos decoraban las casas de su barrios con murales de apoyo a los grupos paramilitares que defendían sus causas respectivas. En nuestra visita contratamos a un taxista para que nos diera un recorrido rápido por Belfast, incluyendo los murales. El taxista era protestante, de forma que dedicó bastante tiempo a mostrar y explicar los murales de los unionistas que se conservan en su barrio. Y bien que se conservan, porque aunque algunos de estos murales tienen décadas de historia, son mantenidos y restaurados periódicamente para que luzcan siempre como nuevos.
Los murales están en barrios que ahora aparecen tranquilos. Pero hay un rastro claro de los conflictos, como es por ejemplo el muro que separa el barrio protestante del barrio católico. Años después del final de la violencia la verja aún permanecía cerrada, y las huellas del conflicto eran más que evidentes.
Ya en el barrio católico vimos algunos murales, entre los que destaca el dedicado a Bobby Sands, primer fallecido por la huelga de hambre de 1981 y a cuyo funeral acudieron 100.000 personas. Este mural está pintado en un edificio del Sinn Féin, partido político que durante muchos años fue el brazo político del IRA, de forma que el simbolismo es máximo.
También había pintadas dedicadas a la política internacional, en el mismo estilo y siempre con un punto de vista anti imperialista.
Por último, me llamaron poderosamente la atención sendos murales dedicados al País Vasco y a Cataluña, aunque estos estaban un poco más apartados y bastante deteriorados.
En definitiva, recomiendo encarecidamente visitar los murales de Belfast. En contraste con la fama y atractivos de Dublín, en mi opinión Belfast no es menos interesante. Aparte del conflicto, en Belfast hay bastantes edificios históricos e incluso se pueden visitar los astilleros donde se construyó el Titanic. Y, por supuesto, el ambiente nocturno de pubs y pintas es similar. Lo único que hay que hacer es no hablar de política ni dar ninguna opinión sobre el conflicto, no vaya a ser que se esté en la zona contraria.
Y es que, aunque las aguas parezcan tranquilas, cuando se mezclan política e historia con religión el cóctel es explosivo, y una vez prendida la mecha es muy difícil que el conflicto se solucione de forma permanente.
✈ Visité Belfast en una escapada a Irlanda del Norte que también me llevó a la Calzada del Gigante y otros lugares interesantes.
Las historias de pueblos divididos por ideologías (o relgiones) solo muestra la intolerancia que sigue habiendo, queriendo obligar a los demás a pensar y actuar como uno lo hace. Creo que aún más contradictorio fuera que las religiones que hablan sobre el amor de Dios terminen aplicando tanto odio, y lo digo como cristiano, indignado por los sectarismos y los extremos. En el mundo habrá paz cuando los individuos decidan no sobrepasar sus límites y afectar la libertad o los derechos de los demás.
ResponderEliminarExacto opino lo mismo, las personas o grupos que emanan esos pensamientos de sobreponer sus opiniones o creencias sobre otras personas validando solo sus ideas sus ideas y obviando al resto creando distancias solo por pensar distinto aun mas si se trata de la creencia en Dios ya que el mismo estableció que las personas se amen unos a otros y los seres humanos que hacemos totalmente lo contrario retando la autoridad de Dios.
EliminarMuy bueno el blog un item mas para mi cuaderno de cultura general.
El problema es que muchas personas creen en su dios particular pero desprecian los ajenos, y esa tensión acaba causando muchos enfrentamientos.
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