Un paseo por la feria Korea Food Show 2013

Esta semana asistí a Korea Food Show, probablemente la mayor feria del sector alimentario celebrada en Corea. Este evento se celebra cada año en el recinto ferial KINTEX de Ilsan, una ciudad al norte de Seúl. Pese a la gran distancia, puede llegarse hasta este lugar subiendo a la línea 3 del metro de Seúl y dejándose llevar hasta la última parada (Daehwa, 대화역). Ya había estado en este recinto por alguna Kids Fair, pero esta fue más interesante.

La entrada a la feria, abarrotada.

Aspecto del interior del recinto.

Para empezar, hay que destacar el gran tamaño del KINTEX, una obra faraónica con 10 salas de exposiciones y numerosos establecimientos comerciales y de ocio. Pues bien, esta feria de alimentación ocupaba casi todo el espacio disponible con varias ferias paralelas. La cantidad de asistentes era proporcional al tamaño, y además eran casi todos profesionales del sector. Aparte de las típicas ajummas imparables que saltaban de stand en stand agotando las muestras gratuitas, casi no había visitantes que no estuvieran representando a una empresa con ganas de hacer negocios. Y ahí en medio llegamos nosotros, que en teoría disfrutaríamos de un pase de prensa, pero que nos tuvimos que contentar con un pase de visitante por un problema de gestión.

Promocionando productos coreanos con un hanbok.

Salsas coreanas y productos fermentados.

Visitamos la parte más importante de la feria, que ocupaba cinco grandes salas contiguas. Había una sección de alimentos coreanos, con más de 400 empresas tratando de convencer a la gente de que sus productos eran los mejores. Algunas daban a probar algún producto de su catálogo como una forma de atraer curiosos. Así, fui probando kimchi, soju, tofu, carne, galletas, zumos, café, pan y varios licores raros que a saber con qué estaban hechos. Todo muy bueno, excepto unos snacks fabricados con pescado que espero no encontrarme nunca más.

Muñecas con un vestido recubierto de raíz de loto.

Aprovechando el tirón de PSY para promocionar té coreano.

La gran sorpresa de la feria fue encontrarme con un stand de jamones coreanos, hechos en Corea usando pata de cerdo coreano. La empresa es de Andong (donde la Aldea de Hahoe) y está financiada en parte por el ayuntamiento. Ellos afirman que hacen prosciutto, porque lo italiano siempre llama más, y lo llaman 꼬레슈토 (kkoreciutto = korean prosciutto). Lo probé y no estaba mal, aunque muy lejos de un buen jamón ibérico de bellota.

Señores, esto es jamón coreano. El apocalipsis.

Schneeballen, la última moda gastronómica en Corea.

En la parte internacional había unas 600 empresas de 40 países diferentes. La mayoría eran de China, con representaciones bastante importantes de Estados Unidos, Tailandia, Japón y Australia. Por la parte latina estaban presentes Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México y Perú. Cada país presentaba sus productos típicos, muchos de los cuales seguro que no triunfan en Corea por mucho empeño que le pongan. Y es que el gusto de los coreanos es muy distinto del occidental, y productos que a nosotros nos parecen delicatessen a los coreanos les repugnan (quesos fuertes, por ejemplo), y viceversa.

Sirviendo pequeñas infinitesimales muestras de comida india.

Stand de Chile, que sobre todo presentaba frutos secos.

España tenía una sección con 25 empresas, cada una con su pequeño stand. Se veía poco movimiento de gente, y por lo que pude hablar con los representantes tampoco se esperaban mucho más. Estaban porque hay que estar, pero parecían tener muy pocas esperanzas puestas en el mercado coreano. La verdad es que es un país de tamaño pequeño en relación al gran esfuerzo que hay que hacer para entrar, por lo que es lógico que sean mucho más apetecibles mercados más cercanos y conocidos o, puestos a hacer un esfuerzo, centrarse en China o Japón.

Stand de España, sin muchos visitantes.

Las empresas españolas ofrecían lo de siempre, excepto una más original que comercializa pescado congelado. Las bodegas de vino deberían saber que este alcohol es muy poco popular en Corea, pese a los esfuerzos de promoción. El aceite de oliva va ganando terreno, pero debe competir con otros aceites más baratos (como soja y maíz) y además los italianos nos llevan mucha ventaja. El jamón y embutidos son joyas ibéricas muy poco apreciadas en Asia, y que además se venden a un precio desorbitado (10 € por 100 gr de jamón) que no pagamos ni los españoles ávidos de un poquito de jabugo.

Haciendo una pausa para comer... ¡desde luego no será por falta de comida!

Lo que sí puede triunfar rápidamente son los productos congelados derivados del cerdo. En Corea la carne más apreciada es la que tiene vetas de grasa, que es justo la que menos nos gusta en Europa. Y además con el tratado de libre comercio entre Corea y la Unión Europea ahora es más fácil vender carne en Corea. Es decir, que ya estamos tardando en enviar barcos enteros de panceta para que los coreanos coman samgyeopsal español. El problema es que esto lo saben muchos países, y los franceses, holandeses, alemanes, etc. estaban ofreciendo lo mismo.

El rincón de la cerveza. Ahí me podía pasar yo toda la tarde.

Maquinaria e ingredientes para hacer donuts instantáneos.

Aparte de los alimentos, había una sección de maquinaria tanto industrial como de hostelería. Unas 200 empresas buscaban compradores, con mucha representación de importadores y fabricantes de maquinaria para cafeterías, que ya sabemos que en Corea están en plena fiebre del café.

Maquinaria para las miles de cafeterías que hay en Corea.

Una simpática mascota: el señor cafetera.

Las otras secciones, que no visité, estaban dedicadas a academias y universidades de cocina; seminarios; concursos; y una pequeña exposición de arte temático. Es decir, de todo. Yo apenas pude estar 3 horas en la feria, pero recomendaría pasar allí el día entero. Además, echándole un poco de cara y simpatía pueden probarse productos suficientes para no tener que comer, y casi que ni cenar ;)

La página web del evento: www.seoulfood.or.kr

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