Fiesta de la Hispanidad en Seúl, Corea del Sur

Ayer fue el día de la Hispanidad, que es la Fiesta Nacional de España que conmemora el aniversario del descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón en 1492. Nunca lo había celebrado de forma especial, hasta ayer, porque este año he asistido a la recepción que la Embajada de España en Seúl ha ofrecido con motivo de este día.

Cartel del evento, con la inevitable imagen de toros.

La recepción tuvo lugar en el Hotel Lotte, situado en Euljiro-ipgu (을지로입구). Un hotel de los mejores de Seúl, muy convenientemente situado en el centro de la ciudad, y en el que curiosamente me hospedé en mi primer viaje a Corea. El inicio estaba programado para las 18:30 y la cosa prometía. Por cierto, para asistir era necesario presentar contar con la invitación de la embajada. A cambio, se podía firmar en el libro del evento y entregaban un libro sobre dibujo español contemporáneo (malísimo, por cierto).

Tras terminar las clases de coreano a las 17:30 tuve el tiempo justo de dejar los bártulos en casa y coger la línea 2 del metro hasta llegar a Euljiro-Ipgu. Llegué justo a tiempo para entrar y, atención, estrechar la mano del embajador y señora, y otra media docena de personalidades que se alineaban a la entrada para dar la bienvenida a los invitados.

Figura de hielo en el centro de la sala.

Lo primero que me sorprendió es que no sólo estaban invitados los españoles residentes en Corea, sino también los embajadores de otros países y diversas personalidades. Así, los asistentes se podían separar en dos grupos. Por un lado, las personalidad, que acudían con pareja y vistiendo sus mejores galas, fuera con traje civil o militar. Por la otra banda, los residentes de corta duración; es decir, los estudiantes de intercambio que estarán aquí un año, que acudían en grupos. En el medio, una pequeña representación de españoles residentes de larga duración, que también los hay.

Hay que entender que en Corea hay muy pocos españoles, entre 150 y 200. Y eso en toda Corea. Teniendo en cuenta que no todos residen en Seúl, y que la hora del evento dificultaba la asistencia de aquellos con un empleo, se entiende que la mayoría de españoles presentes pertenecían al grupo de estudiantes con hambre de jamón.

Discurso del señor embajador.

El pistoletazo de salida fue un corto discurso del embajador, realzando la importancia de la celebración de este año por celebrarse también el 60 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España y Corea del Sur. Conforme el discurso llegaba a su fin, pude apreciar como la gente se balanceaba hacia el lado derecho de la sala. Y qué había en el lado derecho de la sala? Alguien lo adivina? Pues sí, el jamón, la auténtica estrella de la fiesta. En cuanto se terminó el discurso, mientras los camareros quitaban los "precintos" a las bandejas de víveres, se formó una tremenda cola en la mesa de embutidos, quesos y jamón.

Pero no todo es comer ibéricos, también había paella (que tampoco duró mucho, pese a tener un toque picante típico coreano), postres y otras especialidades. Y bebidas, por supuesto: vinos blanco y tinto, cerveza, zumos y agua. Fue una pequeña decepción ver que la cerveza servida era Cass (marca coreana) en vez de un producto patrio como San Miguel o Estrella Galicia. En fin, que visto lo visto preferí hacer un par de rondas de jamón antes de nada, por miedo a que se terminase. Y vaya si se terminó, el jamón, los quesos, la paella, y todo lo demás. Se notaba que la gente había ido sin cenar, hehe.

Vista del salón.

Aparte del placer de comer jamoncito, el objetivo de mi asistencia era conocer españoles en Corea. En el tiempo que estuve tuve la oportunidad de hablar con varios estudiantes de intercambio (dos de ellos de la misma universidad donde estudio coreano yo) y algunos de los residentes de larga duración. En concreto hablé con cinco religiosos que llevan en Corea entre 10 y 48 años. El caso de 48 es el más impresionante: un sacerdote salesiano que dejó España con 20 años y, tras 12 años en Japón, se instaló en Corea en 1962. Una persona que ha visto como pocos el tremendo cambio experimentado por Corea en las últimas décadas.

Y nada más, porque en cuanto se acabaron las provisiones la gente empezó a desfilar hacia la salida, y los que quedaban hablaban en grupos, con lo que ya no me podía dedicar ni a comer ni a conocer gente. Me marché a las dos horas, cuando ya quedaba menos de la mitad de los asistentes. El año próximo espero repetir, que a veces se echa de menos el idioma propio... ¡y el jamón!

El jamón y el cortador de jamón, auténticos protagonistas de la fiesta.

→ También escribí un post sobre la fiesta del año 2012.

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