miércoles, 9 de junio de 2010
1 COMENTARIO

Acuario 6: Punto y seguido.


Siguiendo el hilo de la última entrada, comentar que los physas finalmente sucumbieron a la invariabilidad genética para, al igual que los guppys, acabar extinguiéndose. Por contra, las plantas siguen asentándose y creciendo, con una fuerza inducida con pequeñas dosis de fertilizante líquido (que la UCI no considera doping), y por fin puedo decir que el acuario luce verde y radiante. Además, el pleco sigue chupando cristales, las corydoras continúan con su infatigable trabajo de limpieza removiendo arena, los cardenales se ven más azulgranas que nunca gracias a los últimos éxitos del Barça, y los borrachitos hacen honor a su nombre con sus alocadas carreras sin sentido.
Un cardenal: bonito, resistente y del Barça.
Y ahora la mala noticia. Las compañías aéreas no permiten transportar acuarios como equipaje de mano. No sé cuál es el motivo, si es por exceder los 10 kg máximos permitidos en unos 120 kg extras, si por exceder las medidas permitidas, por la nueva norma que no permite introducir líquidos en el avión, o porque no se pueden transportar especies animales susceptibles de transmitir enfermedades como la rabia o la rubeola. En cualquier caso, me voy a Corea y el acuario no puede venir conmigo, y además tampoco puedo endosárselo a mis padres (si fuera un acuario de merluzas aún bueno, pero esos pececillos minúsculos no). Así pues, la solución pasó por encontrar una persona con ganas de conseguir un acuario completo a un precio de ganga. Y ese amigo fue Toño, y se llevó el acuario, y eso fue bueno, y todos nos regocijamos.

El transporte fue digno de figurar en esos documentales sobre grandes obras de la ingeniería, tanto por lo aparatoso de la operación como por el número de ingenieros implicados (tres, y los tres de distintas especialidades: electrónica, mecánica y forestal). Por suerte, tenía ya 10 garrafas de agua vacías y preparadas para la ocasión. Primero llenamos las garrafas con el agua del acuario y los peces pescables, dejando el agua justa para los pillines que no se dejaron engatusar (los cardenales y los borrachitos). Después metimos las piedras y demás elementos decorativos en una caja, y los elementos auxiliares (termómetro, redecilla, botes de comida, fertilizante, filtros, calentador de repuesto, tubo de tests, paridera, regleta...) en unas bolsas. Introdujimos el acuario cuidadosamente en el maletero (con un tablero de base para garantizar una superficie de apoyo plana) junto con las garrafas, y el resto de elementos en el asiento trasero, incluyendo el mueble.

A día de hoy aún no he recibido noticias de cómo se las arregló el bueno de Toño para subir todo eso a un cuarto piso sin ascensor, sin más ayuda que la de su novia; pero sí sé que los pececillos nadan felices en su nueva residencia. Yo por mi parte continué con la mudanza y ya puedo decir que estamos instalados en la base familiar, disfrutando de unos días de asueto antes de volar a Corea la próxima semana. Lo de la acuariofilia creo que lo dejo hasta que tenga una residencia más estable, y preferiblemente en propiedad. En Corea no creo que tenga ni pecera, y me dedicaré al shashimi (회, hoe, en coreano).
El pleco, alias "back fish", que llegó a un tamaño considerable.
Toño, mucha suerte con la próxima mudanza!

Población (V-2010): 1 pleco, 1 corydora aenus, 3 corydora paleatus, 7 cardenales, 3 borrachitos.
Antes... Acuario 5: Caracoles!.
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1 comentario EN BLOGGER
  1. Qué putada!! Con el chollo que da montarlo y que la vida fluya con normalidad.

    Por otro lado, qué suerte la de tu amigo Toño.

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