Homenaje a Dona
Este post es un homenaje a la Dona, un cocker spaniel hembra de color negro que era casi como de la familia. Llegó a mi casa en 1998, cuando yo empezaba en la universidad, y estudió conmigo toda la carrera. Yo estudiaba y ella dormía a mi lado. Al final ella no finalizó la ingeniería, aunque sí conseguí enseñarle algunas cosas. Aprendió a sentarse, a dar la patita, y a correr detrás de una pelota de tenis y traerla después. A cambio de una chocolatina u otra cosa rica de comer, porque si no se llevaba la pelota hasta recibir su premio.Después, cuando me fui a trabajar a Irlanda, la Dona me recibía con alegría cada vez que volvía a Galicia. Bailando a mi alrededor hasta que le hacía unas caricias. Así durante cuatro años. Y cuando regresé a España, ella siempre estaba ahí, durmiendo tranquilamente. Y pidiendo un poco de comida cada vez que me veía comer algo, fuese carne, pescado, fruta o helado. De hecho, era un perro omnívoro: comía cualquier cosa (siempre que fuera rica). Su regla era "si le gusta al amo, me gusta a mí".
Ahora ya no disfrutaremos de su compañía. Tenía casi 12 años, que es una edad muy respetable para un perro. Como decían en un episodio de Los Simpson, estoy seguro de que ya está correteando por el cielo de los perros.
Por tantas horas juntos, y tanta comida compartida. Por los paseos, las carreras y los juegos. Por alegrarse siempre al vernos. Por todo esto y mucho más: Gracias, Dona.
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Gracias Dona.
ResponderEliminarY mencionar en su defensa que contigo en Irlanda le enseñé que unas caricias eran buen sustituto a los mimos, con lo que al final te traía la pelota a cambio de que le rascaras un poco la oreja.