lunes, 8 de diciembre de 2014
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Evasión del Campo 14, la historia de Shin Dong-hyuk

Evasión del Campo 14
La editorial Kailas me envió un ejemplar del libro Evasión del Campo 14, originalmente escrito por el periodista estadounidense Blaine Harden en 2012 y ahora traducido al español. Se trata de un libro corto de 240 páginas en el que el autor plasma la historia de la vida de Shin Dong-hyuk, desertor norcoreano, tras haberse entrevistado con él en numerosas ocasiones. Debo a gradecer a Kailas que me enviasen el libro, que devoré en pocos días y que creo se merece una reseña.

Antes de entrar en materia, decir que el libro no es una novela al uso. Aunque se narra la vida de Shin de forma cronológica, también se alternan muchas partes que ponen los hechos en contexto. Además, el estilo de narración consiste en frases sencillas y directas, sin ningún adorno literario. Quizá sea por el pasado del autor como periodista, pero el libro está escrito como si fuese un artículo periodístico. Otra particularidad es que el final de la historia se conoce antes incluso de empezar el libro, sin que eso le reste ningún interés.

Shin Dong-hyuk, el protagonista, nació en 1982 en el Campo 14, un campo de trabajos forzados en el que el régimen norcoreano encierra a presos políticos. Su padre y su madre fueron escogidos para casarse como premio a su buena conducta, y como resultado nació Shin y un hermano mayor. Criado en el campo de prisioneros, sin recibir apenas educación, Shin aprendió pronto a sobrevivir a base de obedecer a los guardias y delatar a otros compañeros cuando era preciso. El alimento era muy escaso, por lo que Shin y los otros niños se pasaban el día buscando cualquier cosa comestible: desde ratas a granos de maíz sin digerir en los excrementos de animales.

El momento más duro del libro, y que hace tan inconfundible la historia de Shin, es cuando su madre y hermano mayor son ejecutados por haber intentado escapar. Según relata Shin, las ejecuciones eran una forma de mantener el control sobre los prisioneros y sucedían de forma frecuente.

Con 22 años Shin, cuyo nombre original era Shin In-geun hasta que se lo cambió al llegar a Seúl, es asignado como compañero de un preso recién entrado el campo. Conversa con él durante horas, y las descripciones de alimentos desconocidos como carne a la parrilla hacen aparecer en su interior, por primera vez, el deseo de escapar del campo.

Logra escapar del campo de prisioneros y durante varias semanas huye hacia el noreste de Corea del Norte, donde cruza la frontera y da inicio a su nueva vida como hombre libre. Tras varios meses vagando por China, viaja a Corea del Sur y vive varias etapas entre Seúl y Estados Unidos, intentando concienciar al mundo sobre las atrocidades cometidas en Corea del Norte.

La historia es dramática y el libro está lleno de datos y referencias a otras obras. Me parece una lectura recomendable para quienes tengan interés en el tema, y más aún en este momento en que la ONU está intentando sacar adelante una moción de condena a los abusos a los derechos humanos cometidos por el régimen de Pyongyang.

Libro con la historia de Shin Dong-hyuk

Podría dedicar muchos párrafos a describir las atrocidades que se cometen de forma habitual en los campos de prisioneros de Corea del Norte, pero no lo haré en este post. En el libro se describen muy bien, sin cebarse en los detalles escabrosos sino dando información acerca del objetivo último de las torturas. Los campos de trabajos forzados son en realidad campos de concentración, donde los ciudadanos acusados de ser contrarios al régimen son encerrados hasta que las autoridades consideran que dejan de ser un elemento desestabilizador. En numerosas ocasiones, mueren antes de ser liberados. Los hijos nacidos en el campo, como Shin, no tienen opciones de salir nunca del recinto.

Me gustó especialmente la descripción de la sociedad norcoreana como un sistema de castas, donde destaca por arriba la clase que rige el país, compuesta por miles de funcionarios de partidos que ocupan cargos según la fidelidad de su familia. Por debajo están los considerados criminales, muchos no por haber delinquido sino por asociación, ya que en Corea del Norte los familiares de desertores y traidores son castigados como si el delito fuese suyo. En el medio está la mayoría de la población, que bastante tiene con sobrevivir a las hambrunas que desde hace dos décadas azotan el país de forma constante.

Sin embargo, todo el libro se basa en el testimonio de una única persona. No hay forma de comprobar la veracidad de la historia, y eso lo sabe aprovechar bien Corea del Norte.


Asombra el contraste entre lo que se cuenta en el libro y lo que aparece en este vídeo de Corea del Norte. Desde luego, se notan las décadas de experiencia del régimen elaborando vídeos de propaganda. No se cortan un pelo, además, tachando a Shin de mal hijo, ladrón, vago y violador.

El propósito de este vídeo es doble. Por una parte, servirá para convencer a los fieles seguidores norcoreanos en el extranjero, que los hay, de que es todo una farsa montada por el demonio Estados Unidos. Lo que pasa es que la mentira es cada vez más difícil de mantener. Los desertores norcoreanos son muchos y todos cuentan historias similares, si bien es cierto que las historias de primera mano de los campos de prisioneros son muy escasas. Si el régimen norcoreano quiere desmentir estas historias lo tiene bastante fácil, solo tiene que permitir que observadores de la ONU accedan a los recintos que se consideran campos de prisioneros, identificados por testimonios de desertores y fácilmente ubicados a través de imágenes tomadas por satélite.

El segundo propósito es más siniestro. En el vídeo, el propio Shin reconoció a su padre. El resto son actores, pero su padre es real. Shin, que ahora conoce el valor de una familia, siente miedo por lo que le pueda pasar a su padre. Ese temor, unido a un sentimiento de culpa cada vez mayor por lo sucedido con su madre y hermano, hace que Shin considere la posibilidad de regresar al Norte (léase esta entrevista). Si lo hiciera, rápidamente veríamos un vídeo en el que Shin reconocería que todo el libro es mentira, que en Corea del Norte la gente es feliz, come perdices a diario y los recintos identificados como campos de prisioneros son en realidad parques infantiles.

En conclusión, hacen falta más libros como este para que el mundo tome conciencia de lo que sucede en Corea del Norte y de alguna manera se pueda poner fin al sufrimiento de un pueblo cuya condena fue estar situado entre Rusia y las tropas estadounidenses en el Sur cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, una pena renovada de forma indefinida por no tener petróleo ni ninguna otra riqueza en su subsuelo.


→ El libro puede comprarse a través de la editorial Kailas u otras webs, como por ejemplo Amazon.
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4 comentarios EN BLOGGER
  1. Corea del Norte es uno de mis temas favoritos. Francamente encuentro errores notorios e imposibles de evadir por parte de los defensores de Corea del Norte que se resuelven respondiendo las siguientes preguntas:

    1) ¿Si Corea del Norte es tan buen vividero, porque nadie se fuga allí de la misma manera que los cubanos llegan en balsas a Miami?
    2) ¿Como es posible una sociedad en que absolutamente todos los habitantes voten por la misma persona?
    3) ¿Como defender una ideología que censura la libre expresión y los intercambios voluntarios?
    4) ¿Por que Corea del Norte tiene un nivel tan bajo de desarrollo comparado a Corea del Sur?
    5) ¿Por que es tan difícil salir legalmente de Corea del Norte?

    Lo que me sorprende es que -al menos por Internet- hay gente que quiere irse a estudiar y a vivir a Corea del Norte.

    Como último dejo un documental de RT (una cadena rusa de izquierda moderada) que deja al descubierto de una manera espléndida la vida en Pyongyang que está largo pero merece la pena:
    https://www.youtube.com/watch?v=bWRnG8iEJMQ

    Saludos

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    1. En internet hay gente que confunde estar en contra del capitalismo con estar a favor de todo lo que sea contrario al capitalismo. Suena parecido pero no es lo mismo.

      Estar en contra del capitalismo es una opción válida, porque es un sistema que a puede causar grandes desigualdades si no se imponen ciertos límites que protejan a los desfavorecidos.

      Sin embargo, defender un régimen totalitario como el de Corea del Norte es impresentable. Por mucho que pretendan cerrar el país, no hay más que bucear un poco entre la información disponible para darse cuenta de que se trata de uno de los peores casos de crímenes de lesa humanidad de los últimos siglos.

      Tal como se dice en el prólogo de libro, en el futuro nos preguntaremos cómo el mundo pudo mirar hacia otro lado durante tanto tiempo, sin intervenir para liberar a todo un pueblo secuestrado por sus dirigentes.

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  2. Muy triste que haya todo un pueblo que este sufriendo tanto, por culpa de sus dirigentes. Si vemos en China y en Rusia, hay muchos ejemplos iguales, lo unico que nadie se mete con ellos. Hasta el Papa, que esta haciendo tanta limpieza en la Iglesia, cuando fue el Dalai Lama, no lo recibio por no meterse con China.
    Corea del Norte es la olvidada, no hay petroleo, a nadie le interesa meterse ahí, el mundo solo se mueve por el dinero, ya sea en España como en el resto.del planeta. Fui a Seul este verano, la gente muy amable y buena, cuando un país esta dividido quien sufre siempre es el pueblo. Gracias por la información del libro, pienso comprarlo, ya comentare como fue con él. Tambien por el blog tienen grandes temas. Este es triste pero es la realidad de la otra Corea. Siempre con respeto muchas gracias y Feliz Navidad
    Zaida Reyes (Canarias)

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    1. Se cometen abusos en todos los países del mundo, pero no creo que en ningún país esté sucediendo actualmente nada comparable a lo de Corea del Norte. Estamos hablando de ciento de miles de presos políticos sin ningún futuro, de millones de personas sufriendo una hambruna crónica, de toda una generación con taras físicas y mentales causadas por la desnutrición... y todo esto sinq ue andie pueda entrar y comprobar la verdadera magnitud de la tragedia. En unos años, cuando el régimen norcoreano reviente de una vez, nos echaremos las manos a la cabeza preguntándonos por qué nadie hizo nada para prevenir todo esto.

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