La plaza de la Concordia, el centro de París
Cuando me recorrí todo el centro de París en un día hice una ruta que me permitió ver casi todos los monumentos más importantes pasando por cada lugar una sola vez. Hubo dos excepciones destacables. La primera fue la torre Eiffel, visitada de día y de noche. La segunda fue la plaza de la Concordia, por la cual pasé no una ni dos, sino tres veces en el mismo día. Por eso, y porque desde este plaza se ve belleza en todas direcciones, si tuviera que escoger un punto central de París para mí sería este.
Bajé del hotel pasando por el Palacio de la Ópera y, cuando aún miraba de reojo a la iglesia de la Madeleine, me di de bruces con una plaza en cuyo centro se erigía una silueta muy familiar. Esa figura era el obelisco de Luxor,
La historia dice que la Place de la Concorde (en francés) fue creada a mediados del siglo XVIII en homenaje al rey Luis XV, que se había recuperado de una enfermedad. Decidieron establecerla en una explanada vacía al lado del jardín de las Tullerías, en la ribera del río Sena, convirtiéndose en la segunda mayor plaza de toda Francia. En aquel entonces la plaza estaba adornada con una gran estatua ecuestre del rey y era conocida como plaza de Luis XV. Pero esto no duró mucho.
Luis XV pasó a la posteridad por su célebre frase "Después de mí, el diluvio", con la cual mostró su indiferencia hacia las señales de que la excesiva opresión sobre el pueblo acabaría provocando un alzamiento popular. La Revolución Francesa no tardó en llegar, y entre 1789 y 1799 tuvo en esta plaza uno de sus centros de operaciones. En 1792 la estatua de Luis XV fue fundida, y la plaza cambió de nombre para ser conocida como plaza de la Revolución. Aquí se instaló la famosa guillotina que decapitó a más de 1.000 personas, entre las cuales estaban María Antonieta y Luis XVI, hijo del de la estatua y el diluvio.
El inicio de la Revolución Francesa fue sangriento y caótico, en un período conocido como el Terror. En 1794, cuando las cosas empezaban a calmarse un poco, la plaza cambió de nombre nuevamente, adoptando el nombre de plaza de la Concordia que conserva hasta hoy. Poco después, con la subida al poder de Napoleón Bonaparte, terminó la Revolución Francesa y la plaza dejó de ser el centro político de la capital de Francia. Décadas más tarde se decidió instalar el obelisco de Luxor, monumento no relacionado con Francia, en un intento de que la plaza pasase a ser neutral y no fuese usada como símbolo ni por monárquicos ni por republicanos, y desde entonces el único cambio destacable es que los carruajes fueron sustituidos por coches. Así pues, podríamos decir que la historia moderna de Francia está resumida en los tres nombres de esta plaza.
Desde la plaza de la Concordia, se mire hacia donde se mire, no hay más que belleza. Hacia el norte, la calle Royale, flanqueda por edificios históricos, lleva hacia la iglesia de la Madeleine. Hacia el este están los jardines de las Tullerías, que sirven de entrada al museo del Louvre. Al sur, al otro lado del río Sena, está el palació Borbón, sede de la Asamblea Nacional de Francia. Hacia el oeste está la avenida de los Campos Elíseos, con el Arco del Triunfo al fondo. Y por si todo esto fuera poco, oteando el horizonte en dirección sudoeste también se alcanza a ver la mitad superior de la Torre Eiffel. Pocas plazas hay en el mundo con tantos monumentos de primer orden a la vista.
Como se dice muchas veces, la belleza no está solo en el exterior, sino también en el interior. Esto también se aplica a la plaza de la Concordia, que cuenta con bastantes elementos que en cualquier otra ciudad serían motivo de orgullo local. Al obelisco de Luxor ya lo he nombrado, y la historia completa me la reservo para otra ocasión. También hay dos hermosas fuentes, similares pero diferentes, una en el norte y otra en el sur. Y no pierdas de vista las farolas, que merecerían estar expuestas en un museo en vez de iluminando la calle de forma anónima.
Poco después de mediodía volví a pasar por la plaza de la Concordia en mi camino de vuelta al hotel para recargar baterías tecnológicas y estomacales. En ese momento el cielo se había nublado un poco, y la plaza parecía distinta, pero no menos hermosa.
Por la tarde pasé por el mismo lugar, pero esta vez por el lado sur del río, de forma que vi la plaza de lejos. Pero unas horas más tarde, ya de noche, volví a cruzar la plaza de la Concordia en mi camino de regreso. Entonces, con la iluminación nocturna y la Torre Eiffel bien visible, tomé mis últimas fotos y me apresuré hacia el hotel para no llegar más tarde de la medianoche, temeroso de que se rompiese el hechizo y París perdiese su encanto.
Debería cerrar este post con una recomendación de visitar esta plaza en cualquier viaje a París, pero no es necesario que lo haga. Si vas a París, hagas lo que hagas, pasarás por la plaza de la Concordia al menos una vez. Seguro. No te olvides de que es el centro de la ciudad.
→ Si quieres información algo más seria sobre la plaza de la Concordia, mira en la Wikipedia.
✈ La plaza de la Concordia la visité en mi viaje de un día y medio a París en 2013. Puedes leer más sobre aquel viaje en este link.
Hola, una pregunta viajaste desde Corea a París?? o sea recién pudiste conocer París cuando estabas en otro continente???? .....bueno si tu respuesta es Si, me parece una experiencia algo curiosa por decirlo asi.... jeje............Saludos
ResponderEliminarPues así fue. En el enlace del final tienes la explicación. Si lo lees verás que fue un viaje "semi-laboral" ;)
Eliminar¿Esta París llena de edificios antiguos? No es nada malo, por supuesto, solamente digo que cuando veo fotos de España, Francia o Italia por ejemplo, siempre veo edificios y estructuras bastante antiguos. Por algo Europa es el antiguo continente, ¿no? ;)
ResponderEliminarEn París si tiras una piedra o le das a una panadería o a un edificio histórico :P
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