El anciano del puente
Vivo cerca del arroyo Cheonggyecheon, y cada día cruzo uno de sus puentes. En ese puente, casi siempre que paso, hay un hombre agachado al lado de una caja. En la caja tiene agendas y cortauñas que nadie compra, aunque tampoco parece importarle. Por la mañana y por la noche, en invierno y en verano, bajo el sol o bajo la lluvia; incluso con las temperaturas bajo cero de estos días, este hombre ocupa su lugar durante varias horas. Es una imagen familiar que veo casi a diario, y que me obliga a pensar sobre el verdadero progreso de una sociedad que avanza a gran velocidad, sin ver hacia atrás, y sin pararse a esperar a aquellas personas que no pueden seguir el ritmo.
El hombre del puente ya es un anciano, y no vive en el puente. Cuando paso a horas intempestivas no está, y el hueco de su ausencia nocturna hace que el puente no parezca el mismo. Un par de veces, temprano por la mañana, lo vi llegar y ocupar su lugar con calma, sabiendo que le quedaban varias horas de inmovilidad por delante. Digo inmovilidad porque en realidad este anciano no se mueve. Siempre está agachado en la misma posición, con el rostro semioculto bajo la capucha de un abrigo que viste tanto en invierno como en verano. Nunca lo vi levantarse para estirar las piernas, ni mover un brazo o dar una voz para atraer a posibles compradores. Sabe que nadie le comprará una agenda, y no se molesta en intentar venderlas.
A su lado, escondida bajo la caja con las agendas que nadie compra, tiene una bolsa con comida en la cual mete la mano de vez en cuando, a escondidas de sí mismo. En otras ocasiones saca un cigarrillo de un bolsillo, lo enciende y da un par de rápidas caladas antes de apagarlo con los dedos para guardarlo otra vez. Fuma varias veces al día, pero no me sorprendería saber que cada cigarrillo le dura varias jornadas.
Probablemente forme parte de la generación perdida de Corea. Esa pobre gente que nació al final de la ocupación japonesa, pasó su infancia huyendo de los combates de la Guerra de Corea, su juventud pasando hambre en una posguerra atroz, su madurez trabajando a destajo en condiciones infrahumanas, y sus últimos años sin pensión ni ayuda de nadie. Toda una vida de sacrificios, pasando por todas las penurias imaginables, que desemboca en un final de soledad y pobreza.
Como dije al principio, paso a su lado casi todos los días. Lo observo mientras espero a que el semáforo me dé permiso para cruzar, y no logro adivinar por qué está siempre en el mismo sitio. Nunca vi a nadie comprarle una agenda o un cortauñas, ni preguntarle siquiera por el precio. Una vez, solo una vez, vi a un hombre dándole un pantalón usado y una bolsa, supongo que con comida. La gente pasa a su lado como si no existiese, y él hace lo posible por no existir. Agachado, inmóvil, cabizbajo, es la víctima de todos.
Nosotros también le dimos comida alguna vez, un paquetito de tteok un día o un sandwich en alguna otra ocasión. Lo que no le daremos es dinero, porque los rumores dicen que estas personas están controladas por mafias que los obligan a pasar todo su tiempo mendigando o vendiendo baratijas en el mismo lugar, quitándoles lo poco que recaudan a cambio de un rincón donde dormir. Lo mismo dicen de los ciegos que cruzan los vagones de las líneas 1 y 2 del metro, y de las "babosas humanas", feo nombre por cierto, que se arrastran por el suelo sobre una tabla con ruedas en las calles más concurridas. No quiero contribuir a la explotación de la miseria, pero al mismo tiempo me duele ver esa miseria tan cerca.
Este anciano siempre está en el puente, hasta que un día deje de estar. Mientras tanto, es una de las imágenes más tristes de esta gran ciudad llena de luces de neón, pero también de sombras que nadie se esfuerza en ocultar.
Esto es la prueba de que la mayoria de "acomodados" nos quejamos de vicio. Porque al menos tenemos comida y techo, aunque no tengamos un barco lleno de...ya sabes ;) Y yo personalmente, cuando veo estas cosas siempre hay unos segundos en los que me pongo a pensar si yo lo llevaria "tan bien" como ellos. Dificil respuesta. Espero no tener que verme en esa tesitura nunca... De todos modos, muy triste este tipo de imagenes y todo lo que conlleva :(
ResponderEliminarSon imágenes tristes, pero no por ello debemos dejar de verlas y pensar sobre el tema, tal como dices.
EliminarBuena narración, pobrecico el señor :/
ResponderEliminarHay cosas que me llegan al alma, no lo puedo evitar.
EliminarSabes es bueno comentar algo así,porque pensamos que en estos países orientales no existe la pobreza y ver algo así es conmovedor,pero a la vez fustrante, y realmente uno no puede hacer nada por ellos, ellos mismo tienen que luchar por ellos y su familia, y como dices es fomentar la pobreza y el vicio para los mafiosos,pero también podemos comparar la pobreza de nuestros países con las de ellos.A pesar de tener una mejor economía y cultura, igual debemos ver mendigos en la calle, es irracional.Ha ce 3 años coverse con una turista japonesas y decía que en asía no existe mendicidad, ni pobreza, sobretodo en su país japón allá el mas pobre tenia una buena casa con carro ,que ella se admirada de ver casa de madera o caña,ladrillos en latinoamericana ,yo la verdad no le crei, que alla un porcentaje bajo de pobreza puede ser, ademas hay personas que pudiendo tener mejr vida prefieren mantener su pobreza y mendigar para ellos ese essu trabajo.
ResponderEliminarEn Asia hay mucha pobreza, y el algunos países la miseria es casi universal. Japón es un caso especial porque es un país avanzado desde hace mucho tiempo, aunque ahora lleven dos décadas estancados. Allí la clase media conforma la gran mayoría de la población, y casi todo el mundo vive más o menos bien. aún así, en mi reciente viaje al sur de Japón vi gente pobre y algún mendigo, y seguro que en la capital Tokio hay muchos más.
EliminarEsta es la realidad de Muchas sociedades a pesar de su gran desarrollo en aspectos económicos y tecnológicos personas pobres siempre van a existir xq la pobreza no termina ayudando al mendigo sino resolviendo la raíz del problema
ResponderEliminarLa raíz del problema es irresoluble, porque siempre habrá gente que no quiera vivir de otro modo. Dicho esto, en Corea hay que avanzar mucho en políticas sociales para dar cierta cobertura a todo esa gente que se ha quedado en la calle tras trabajar toda su vida.
EliminarMuy lamentable . será que el gobierno no puede hacer nada por estas personas , sobre todo a los ancianos, no pueden recogerlos y llevarlos a un geriático para que pasen sus últimos años en un hogar , con comidas , ropas y en compañías con otros ancianitos, como hacen otros países , en Venezuela hay varías casas geriáticas en todos sus estados para nuestros ancianitos .
ResponderEliminarPodría hacerse, pero eso cuesta dinero. La gente no quiere pagar impuestos pero quiere todo gratis y cobertura social universal, y eso no puede ser. En Corea podrían subir un poco los impuestos para crear una seguridad social que ayude a la gente que lo necesite, pero la mentalidad del país aún prefiere el "el resultado de mi trabajo es solo para mí", que lleva al "sálvese quien pueda".
EliminarEs muy triste ver la realidad. no es solo en Asia, yo pienso que es en todas partes del mundo donde se ve la pobreza. Pero hay es donde se ve "Los ricos cada vez son mas ricos y los pobres cada vez son mas pobres" y ni el gobierno quiere ayudar. Y como tu escribiste. las personas pasan de largo y ni cuenta se dan, es muy lamentable ver la condición de la gente como vive hoy. Ver esta foto me hace pensar en la cantidad de personas que necesitan una ayuda no solo económica, sino también de amor y un alimento cada día .
ResponderEliminarMe gusta tu blog :)))) un saludo!!
Gracias por tu comentario. ¡Saludos!
EliminarCuando fuimos este verano, lo que más nos afecto de forma negativa, era ver a las personas en la calle.El caso fue de dos personas mayores en la calle. Una abuela que estaba casí siempre en la misma zona del hotel, se veía desnutrida y muy sucia, el otro fue un abuelo en el metro, este ultimo se veía limpio, pero nose, nadie los miraba, era como si no existieran. La abuela tenía mal genio y se metía porque no le daban dinero, en los puestos se ven a gente bastante mayor, siempre trabajando. Cuando llegamos el primer coreano amable que conocimos nos decía que no en corea no era oro todo lo que reluce, como dice este dicho, que el pueblo en general no estaba contento. Lo que erradicaba sería los ancianos en las calles y las motos, dichosas casí me pillan más de una vez. Mi sobrino se va a pensar volver porque soy bien despistada.
ResponderEliminarMe encanta el blog y hacen un gran trabajo. Saludos desde Canarias
Zaida Reyes
Yo llevó por aquí más de cuatro años y aún no me he acostumbrado a la imagen de los ancianos recogiendo cartones con carretas. Y lo peor es que, tal como dices, el resto de personas no les hacen el menor caso; es como si no los vieran. Gracias por tu comentario.
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