El Monasterio Po Lin frente al gran Buda Tian Tan de Lantau (Hong Kong)
Cuando viajamos a Hong Kong, uno de nuestros grandes objetivos era el famoso gran Buda Tian Tan. Por eso, para verlo, reservamos un día para ir a la isla Lantau. Una vez allí descubrimos que había mucho más que ver aparte del Buda, como por ejemplo la aldea de pescadores Tai O. Y como segundo ejemplo llega el post de hoy, que trata del monasterio budista que hay justo enfrente del Buda, el monasterio Po Lin (寶蓮禪寺 en cantonés).La primera imagen del monasterio, igual que con el Buda, la captamos desde el teleférico que nos llevó hasta la cima donde se encuentra todo el complejo turístico. Del teleférico al templo no hay más que un paseo, muy adornado con teleféricos de otros países y estatuas diversas, en el que es inevitable no ir girando el cuello hacia arriba para ver la vista del colosal Buda, que parece cambiar dependiendo del ángulo y la distancia. Y una vez dentro del recinto del templo, la primera imagen es común a todos los templos que visitamos en Hong Kong y Macao, varas de incienso de todos los tamaños, ardiendo lentamente e impregnando el lugar de un olor muy característico. Y de ceniza, porque tanto incienso desprende algo más que humo y olor.
El primer momento verdaderamente especial es atravesar el templo Welto, que aparte de tener una biblioteca en el piso superior también sirve de puerta de entrada. Y aquí, al igual que en los templos budistas de Corea, nos reciben dos parejas de guardianes de fiero aspecto. En mucho otros templos de Hong Kong estos guardianes no eran más que pinturas en una pared, de forma que estos me gustaron mucho. Son muy parecidos a los guardianes de los templos coreanos, pero al mismo tiempo resultan completamente diferentes. Será por los colores distintos o porque tienen otra expresión en el rostro, pero, al igual que sucede con los templos, los muchos detalles comunes no logran disimular las diferencias.
Como aparte de puerta es un templo, en el centro hay dos figuras doradas, bien custodiadas por los guardias. Otra particularidad de los templos en Hong Kong es que casi todas las estatuillas en los altares están protegidas detrás de un cristal. Más que una medida de protección contra amigos de los ajeno, sospecho que es la única forma posible de que las estatuas doradas no acaben teñidas con el color gris del incienso que afuera se quema a toneladas.
Tras este templo que sirve de puerta, aparece el edificio principal del monasterio. Te habrás fijado que me refiero a Po Lin como monasterio y no como templo, y es que durante muchos años este santuario tuvo monjas. Fue fundado en 1906 por tres monjes, y en sus comienzos era llamado simplemente Tai Mao Pung (大茅蓬, la gran cabaña), adquiriendo el nombre actual en 1924. Con los años fue evolucionando, con un gran hito marcado en 1993 cuando construyeron el gran Buda sentado Tian Tan. Desde entonces, no han parado de recibir turistas y contar dinero. El siguiente paso en su ambicioso plan es abrir una sala con 10.000 esculturas de Buda de diferentes estilos, tamaños y colores, cuya apertura está planeada para los próximos años.
El edificio principal tiene dos plantas. La planta baja es una galería de arte sin demasiado interés. La planta superior es el santuario dedicado a Buda, y resulta francamente hermoso. La primera característica que llama la atención es el intenso color rojo, tan típico en los templos chinos y japoneses, que impactó con fuerza en mis retinas, acostumbradas a los apagados tonos verdosos de los templos coreanos.
Las figuras son las de siempre, con protagonismo especial para los
Otra cosa que llama la atención es la cantidad de cintas y faroles que cuelgan del techo a diferentes alturas. Es bonito, muy bonito, y consigue que la sala parezca mucho más grande.
En el altar principal destacan tres figuras de Buda, que representan su pasado, su presente y su futuro. Por supuesto, todo está adornado con flores y frutas frescas, para que no pase hambre ni en el pasado ni en el presente ni por supuesto en el futuro.
Al salir otra vez de esta sala nos encontramos de frente con el gran protagonista del lugar, el gran Buda Tian Tan, que espera sentado (literalmente) en una colina. Hacia allí fui yo, cámara en mano, pero eso será objeto de otro post.
Dos últimos detalles de Po Lin, una vista que permite apreciar los peculiares detalles decorativos de su arquitectura, y una campana ritual con unos letreros avisando de que no se puede tocar la campana y otros pidiendo que se done dinero.
En el monasterio hay muchos otros edificios secundarios. Uno que me llamó la atención fue el edificio adminstrativo, situado justo al lado del edificio principal, que estaba en obras y lucía como en la foto, recubierto de un fino velo blanco cual novia en su día grande. Lo de los andamios de bambú es otro tema pendiente de este viaje.
Como decía, el siguiente punto en el itinerario fue el Buda Tian Tan, y desde allí tomé esta foto panorámica que permite apreciar el monasterio Po Lin y su hermoso entorno natural.
→ El monasterio Po Lin abre de 8:00 a 18:00, y la entrada es libre. No tienen página web porque están muy ocupados haciendo las 10.000 estatuas de Buda, pero cuando la abran seguro que será tan grandiosa como todo lo que hacen.
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