Medio maratón para celebrar 60 años de cooperación USA-Corea

Este fin de semana participé en mi tercer medio maratón, aproximadamente un año después del primero. Es cierto que entretanto he participado en otras carreras, pero esta de alguna forma marca el final del ciclo. Además es posiblemente la carrera que he terminado con mejores sensaciones, y por eso quiero darle un tratamiento especial en esta bitácora que ya se ha convertido en mi diario personal, público pero privado.

Estos hombres van marcando diferentes ritmos en la carrera, para terminar en 2:15, 2:00, 1:45 o incluso 1:30.

La carrera estaba organizada por el ejército coreano en celebración del 60 aniversario de la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur. Es un evento que se celebra desde hace 10 años, y eso se nota en la organización. Todo estuvo perfecto, no hubo ningún problema y, aparte de la típica bolsa de snacks, incluso dieron un dosirak para comer a cada participante.

Momento de la salida, como se puede ver había bastante gente.

Respecto a la carrera, tras el fiasco del medio maratón de agosto en el que incluso tuve que caminar unos minutos a causa del calor, salí reservando fuerzas y con mucha precaución. Me marqué un ritmo de 5 minutos por kilómetro y lo cumplí hasta el final. Es la mejor forma de correr, marcarse un ritmo e ignorar a los que te adelanten. Si van por encima de sus posibilidades, déjalos ir porque ya los adelantarás luego cuando estén con la lengua fuera; y si van cómodos, déjalos ir también porque están en un nivel superior al tuyo.

El último kilómetro fue en cuesta arriba y ahí sí que se me hizo largo, pero ya estábamos terminando y me sirvió para echar el resto al límite de mis fuerzas. Al final, un tiempo de 1:46:11 que para mí es fantástico. Sí, ya sé que los buenos corren en 1:30:00 o menos, y que los profesionales bajan del 1:20:00, pero para mí haber mejorar 10 minutos respecto al año pasado ya es un triunfo.

Antes de ir a casa recibí la medallita, otra para la colección, y me comí el dosirak, que estaba bastante malo pero como había hambre no me importó. Todo esto con una banda sonora de lo más particular, con el éxito Bar bar bar de este verano, el inevitable Gangnam style del verano pasado y, atención, una versión ópera del “Bésame mucho”. También hubo actuaciones más entretenidas, como un minidesfile militar y una exhibición de taekwondo (vídeo al final).

El dosirak y la medallita por terminar, esta vez con un diseño original.

Al llegar a casa descubrí un par de daños colaterales: una uña negra y rojeces en zonas del cuerpo que no sabía que existían. Al correr un medio maratón damos aproximadamente 21.000 zancadas (una por metro), y eso significa que todo se multiplica por 21.000 veces. Si la camiseta roza alguna parte, pues la rozará 21.000 veces. Si una uña del pie roza un dedo, pues lo rozará 21.000 veces. Si hay una piedrita en la zapatilla, pues se clavará 21.000 veces en la planta del pie. Lo que intento decir es que merece la pena dedicar unos minutos a proteger algunas partes del cuerpo, para no sufrir después. Sobre qué partes del cuerpo hay que proteger, lo dejo a la imaginación de cada uno.

La última reflexión que debo hacer es que las carreras están marcadas por muchos factores: el recorrido, el número de participantes, la organización... pero ninguno ejerce la misma influencia que el clima. En julio participé en una carrera de 10 km en este mismo lugar y sufrí como un bellaco. Con 30 grados de temperatura y un circuito sin sombra bajo un sol abrasador, al terminar no tenía fuerza ni para mantenerme en pie y además me había quemado el cuello. En esta ocasión, con 18 grados, terminé los 21 km sin problema y una gran sonrisa en mi rostro. Mismo lugar, misma persona, diferente temperatura: una experiencia totalmente distinta.

Corriendo los últimos kilómetros.

Estadísticas de la carrera según Endomondo.

Decía que esta carrera es como un final de ciclo porque dentro de poco llegará el invierno con sus temperaturas negativas y salir a correr será una misión suicida. Después, a partir de primavera, tendré nuevas ocupaciones que no me dejarán tiempo para salir a correr. Al menos no tanto como este año. En el futuro sí espero retomar el tema, porque hay pocas cosas tan gratificantes como esa agradable sensación de cansancio tras haber trotado un par de horas.

Termino con un vídeo de la demostración de artes marciales del ejército coreano (está grabado en la carrera de junio, pero es siempre más o menos lo mismo). Disfrútalo :)

ACTUALIZACIÓN: Y justo después de publicar este post, aún con el pecho hinchado por el orgullo, leo con asombro que un tal Wilson Kipsang acaba de batir el récord del mundo de maratón dejándolo en 2:03:23. Si correr 42 km y 195 metros ya es una proeza, hacerlo en ese tiempo rebasa lo que yo consideraba posible. Tras hacer un sencillo cálculo descubro que mantuvo un ritmo de 2:55 por kilómetro. Menos de 3 minutos por kilómetro durante 42 kilómetros. Eso no es un hombre, ¡es una máquina!

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