Cena y concierto de Xoel López en la Estación Marítima de Vigo
Vigo es una ciudad eminentemente costera. Nació como pueblo marinero y del mar vinieron sus fortunas, ya fuera por medio de la pesca, el comercio o los astilleros. Y también por ese mismo mar que tanto le dio a Vigo en particular, y a Galicia en general, se fue la mayor riqueza de una tierra: sus gentes.
El puerto de Vigo fue el lugar por el que miles y miles de gallegos emigraron a hacer las Américas, en busca de una oportunidad de futuro que España no sabía darles. Esta diáspora, iniciada a principios del siglo XIX y alargada hasta bien entrado el XX, dejó cifras que hoy marean. Y es que cien años de emigración son muchos. Un millón y medio de gallegos salieron con destino a América, muchos de ellos para no volver. La mayoría salieron de Vigo, aunque también zarpaban vapores desde Coruña y Vilagarcía. Cada día, cientos de personas hacían cola en el puerto, esperando subir a uno de esos barcos. Sin apenas más equipaje que su esperanza, tras desprenderse de todos sus bienes para comprar el pasaje, dispuestos a iniciar una nueva vida en un país desconocido. Familias completas, sí, pero también hombres solos que dejaban atrás a su esposa e hijos con la promesa de ayudarles desde la distancia.
En aquellos años los buques fondeaban en la ría y los pasajeros eran llevados en gabarras, hasta que en la década de los 50 se contruyó el edificio actual de la Estación Marítima de Vigo, que aún se mantiene en pie. Ahora, pasados ya esos años oscuros, sirve para funciones mucho más positivas. Principalmente es la puerta de entrada de miles de turistas que invaden Vigo cuando atraca uno de los grandes cruceros que pasan por la ciudad de vez en cuando, pero también está lleno de actividad cuando no hay cruceros.
En su interior hay alguna sorpresa, como el restaurante Albatros en el cual cenamos uno de los días del FamTrip a Vigo. Aparte de estar situado literalmente sobre la ría, la comida de este restaurante es suficiente para dejar a uno con el recuerdo durante muchos días. No voy a hacer grandes descripciones de una cena que sobrepasó las dos horas, sino que me voy a limitar a dejar algunas fotos del festín.
Vinagreta de mejillones de la ría de Vigo. |
Centolla de la ría (se sabe porque tiene bastantes algas). |
Gran |
Entrecot de ternera gallega. |
Y de postre: brownie con helado. |
Además, desde hace unas semanas este edificio histórico también sirve como sala de conciertos gracias a su nuevo espacio multiusos. Al día siguiente de la cena estrenaba el recinto Xoel López, y también nos pasamos por allí. La verdad es que ese día estaba ya bastante cansado por el viaje, y además los teloneros y algún problema técnico hicieron que Xoel no empezase su actuación hasta cerca de la una de la madrugada, y por eso no estuve más que un par de canciones. Y un par de fotos, claro.
Y al regreso, uno de esos regalos inesperados en forma de paisaje urbano adornado por una luna más luminosa que de costumbre. Desde luego, tiene delito que necesitase viajar desde Corea para redescubrir la ciudad en la que estudié tantos años.
Página web del restaurante Albatros: www.albatros-vigo.com
Mecagüen tu padre, que hambre ma dao con ver esas fotos, y yo vivendo en una ciudad con uno d elos peores pescados y mariscos del mundo porque la gente no sabe apreciarlos :/
ResponderEliminarEl pescado y el marisco, amigo, superan a cualquier carne o vegetal :)
Eliminar참 맛있겠어요~!
ResponderEliminarA propósito, "toro" é galego. ;-)
Vaya, pensaba que en Galicia no era popular la tauromaquia... Venga, corregido el gazapo ;)
EliminarLa madre! Marisquito gallego bueno jejej
ResponderEliminarsaludos!
Esto sí que compite con tus quesos y jamones, eh? haha
EliminarQue lindo lugar y que rico todo!!! Felicitaciones
ResponderEliminarLa última foto muy linda , esas son las típicas cosas de las que no te das cuenta asta que otro te lo dice por que tu lo tienes todos los días.
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