Carreteras navegables

Cuando era niño, recuerdo que un día un profesor nos demostró que vivíamos rodeados de las peores carreteras de Europa. Según él, las carreteras de España eran las peores de Europa, las de Galicia las peores de España, y las de mi pueblo seguro que eran las peores de Galicia. Durante años supuse que estaba en lo cierto, hasta que me fui a vivir a Irlanda.

Porque lo de Irlanda no son carreteras, sino pistas forestales asfaltadas. Allí no se lleva lo de alterar la naturaleza para suavizar el trazado de la carretera. Si hay un piedra, se rodea o se alfalta por encima; y si hay un río, se aprovecha un puente viejo para pasar la carretera por encima, aunque eso signifique hacer una chicane imposible de ancho decreciente que termina en un puente tan estrecho que los coches anchos tienen que pasar sobre dos ruedas. A principios de milenio, en todo el país solo había una autopista, la que conectaba Dublín con Cork. Y ni siquiera estaba completa, ya que a mitad del camino se convertía en una carretera normal que atravesaba pueblecitos granjeros, con sus semáforos, pasos de cebra y curvas infernales. Y eso en la carretera más importante del país.

En la zona donde vivía yo, por supuesto, las cosas eran mucho peores. Recuerdo cuando venían a la fábrica camioneros de España, desesperados porque les había tocado ir durante kilómetros detrás de una furgoneta vieja a paso de tortuga coja, y sin posibilidades de adelantar. Y eso en el mejor de los casos, ya que en aquellos años sin GPS aquellos pobres hombres, cuyo conocimiento de idiomas no iba más allá del "gelou!", debían lidiar con señales en inglés y gaélico. Luego nos contaban que habían encontrado la fábrica "preguntando". Decir héroes es quedarse cortos. Pero bueno, me dejo de anécdotas que esa es materia de otros posts.

La cuestión es que, tras más de cuatro años en Irlanda en los cuales recorrí buena parte del país en coche, lo más increíble que vi es lo que ilustra el post de hoy. Está en la península de Dingle, y es lo que parece: un río que cruza la carretera. Sin puente ni canalización ni leches. Cuando el río lleva agua pasa por encima de la carretera. Y las fotos corresponden al "verano" irlandés. No me quiero imaginar cómo debe ser pasar por ahí en esos inviernos en que llueve 23 horas al día, 7 días a la semana, durante meses.

En nuestro caso nos sirvió para echarnos unas buenas risas las dos veces que pasamos por el lugar, y supongo que los locales también sonreirían de medio lado al ver a unos spaniards chapoteando en el riachuelo.

¿Has visto alguna vez algo así?

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