Nuestra pequeña Sonia ya va a la guardería

Desde hace unos días, Sonia empezó a ir a la guardería. Ya tiene dos años medio, así que es un buen momento para que empiece a socializar con otros niños de su edad (nota: en este caso "socializar" significa quitar cosas y arañar la cara). Se abre una nueva época para ella... y también para nosotros...

Aunque Corea es uno de los países del mundo con menos hijos por cada mujer, también debe ser el lugar con menos guarderías por cada mil habitantes. Al menos en Seúl hay larguísimas listas de espera hasta que un niño deja su plaza. Hay que apuntarse a todas las guarderías del distrito, y esperar a que llamen. A menos que se esté dispuesto a pagar mucho muchísimo dinero por una guardería internacional o algo así, no hay muchas posibilidades de elección.

Nosotros tuvimos algo de suerte y, tras mudarnos en septiembre, nos llamaron en pocos meses. Y más suerte aún porque el gobierno paga los costes corrientes (servicios sociales en Corea, oh yeah). Lo que pasa es que las guarderías se aprovechan de la obsesión educativa de las mamás coreanas y las largas jornadas laborales de los papás, y organizan un montón de actividades extracurriculares que hay que pagar aparte, pero que permiten que el niño se pase literalmente todo el día metido en la guardería. Y estamos hablando de niños de uno a cuatro años, ojo.

Y es que no es normal que en la reunión previa de orientación, después de explicarnos la cantidad de cachivaches que debíamos comprar, las madres empezaran a preguntar que si había clases de inglés, que si el profesor era nativo, que si también les enseñarían matemáticas... ¡Señoras, que sus niños son bebés que aún se mean encima! ¿Qué inglés de Oxford le quieren enseñar si aún no balbucean ni el coreano?

Para empezar, la primera semana ya nos enviaron un planning de trabajo con todo lo que harán durante la semana. Aprenderán a cantar, a bailar, a comer solos, a decir "good morning", a respetar a las profesoras y casi que a hacer integrales dobles. Vamos, que nuestra pequeña Sonia ya entra de lleno en el competitivo mundo de la enseñanza coreana. Y lo que le queda.

Sonia leyendo un libro inglés al revés, al más puro estilo George Bush.

Por otra parte, esto es un gran cambio para nosotros. Soplan vientos de libertad. Miyoung por fin tendrá algo de tiempo libre para sus cosas, y eso redundará en que yo también pueda disponer de algo de tiempo al llegar a casa. Ya tengo un montón de planes: que si volver a entrenar para repetir la experiencia del medio maratón, que si ponerme a estudiar coreano en serio de una vez, que si hacer una serie de cosillas en el blog... Y algún proyecto que verá la luz dentro de poco y que va a molar mucho ;)

Sonia, ¡pórtate bien en la guardería que esto es una revolución para todos!

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