10 cosas que me gustan de Corea

La verdad es que hay muchas cosas que me gustan de Corea del Sur, tantas que me es imposible escoger solo una. Lo que haré será introducir 10 de esas cosas, intentando abarcar varios campos. No están puestas en ningún orden especial, simplemente fui escribiendo tal como me vinieron a la mente.

1. Transporte público. Me encanta porque es rápido, eficiente, limpio y, además, barato. Ya sea en taxi, autobús, metro, tren, avión, o incluso en barco, el transporte público de Corea nunca defrauda. He tomado innumerables trenes, autobuses y metro, y nunca he tenido retrasos de importancia. Sin duda, es uno de los campos en los que Corea lleva una gran ventaja respecto a España.

2. Otoño. Corea se jacta de tener cuatro estaciones muy diferenciadas, que provocan grandes cambios en el paisaje. Del frío invierno cubierto de nieve al cálido y húmedo verano, pasando por la refrescante y verde primavera llena de flores, todas las estaciones tienen su encanto. Sin embargo, la que a mí más me gusta es el otoño, porque la temperatura es agradable y el cielo está despejado casi todos los días. Además, el cambio de color de las hojas de los árboles es todo un espectáculo, que ofrece preciosas imágenes de montañas con colores que van del verde al marrón pasando por una gama infinita de tonos amarillos, naranjas y rojizos. Podéis ver aquí algunas fotos otoñales de Corea.

3. Sensación de seguridad. Los coreanos son bastante respetuosos (excepto en el metro), y eso se traduce en una sensación de tranquilidad al saber que nadie te va a atacar o provocar de repente. Es más, Corea es uno de los países con menor criminalidad del mundo. He paseado de noche por calles oscuras y desconocidas de Seúl, y nunca he tenido sensación de inseguridad. Esto no significa que no haya peligros, ojo, porque hay que mantener unas ciertas conductas de sentido común, pero en Seúl, pese a tratarse de una gran urbe de más de 10 millones de habitantes, me siento mucho más seguro que en cualquier otra ciudad en la que haya estado.

4. Dinamismo de la gente. Los coreanos son trabajadores y esforzados. Cuando las cosas no van bien, no se dedican a autolamentarse y exigir ayudas del estado, sino que agarran el toro por los cuernos e intentan salir adelante como sea. Desde que son estudiantes y tienen que luchar en un entorno muy competitivo para conseguir entrar en una buena universidad, hasta que entran en una empresa o fundan la suya propia, los coreanos siempre se esfuerzan por mejorar. Esto acaba siendo contagioso, y provoca que la sociedad y el país se vean beneficiados por esta dinámica.

5. Conectividad. Corea es uno de los países más avanzados tecnológicamente del mundo. Es sorprendente cómo ha pasado de ser un país hundido en la miseria tras la Guerra de Corea a un país que marca la pauta en sectores tan competitivos como la automoción o la telefonía móvil. Esta transición no ha sido fácil y requirió un tremendo esfuerzo de todo el país en una fase en la que se dedicaron a fabricar a bajo coste productos de empresas ajenas. El resultado de este esfuerzo salta a la vista y está ya instalado en la vida cotidiana de las personas, hasta el punto de que ahora la mayoría de la población dispone de acceso de internet de alta velocidad tanto en casa como en la calle gracias a la masiva entrada de smartphones.

6. Templos y palacios. La arquitectura tradicional coreana me encanta. Esas formas curvas de los tejados de los templos y palacios, junto con los coloridos adornos y las formas esbeltas y sencillas, hacen que no me canse de visitar templos budistas (por ejemplo: Cheonggyesa o Gunwi). El único inconveniente es que estas construcciones son de madera, y por tanto muy susceptibles de incendiarse (por este motivo hay muy pocas construcciones antiguas que no hayan sido reconstruidas). Alguna gente se queja de que es un estilo monótono, diciendo aquello de "visto un templo, visto todos", pero no es mi caso. Yo siempre descubro detalles nuevos en cada lugar tradicional que visito.

7. Comer fuera de casa. La cantidad y variedad de restaurantes en una ciudad coreana es abrumadora. Desde los pequeños restaurante familiares, especializados en uno o dos platos típicos de la gastronomía coreana, a los grandes restaurantes familiares que sirven carne y comida occidental, pasando por los puestos de la calle o las entregas a domicilio a la velocidad de la luz; en Corea hay mil y una opciones para comer bien y, lo mejor de todo, muy barato. En un restaurante coreano típico puede comerse bien por un precio entre 5.000 y 8.000 won (entre 3 y 5 euros), por lo que muchas veces sale más rentable comer fuera que en casa.

8. Pintura tradicional. Quizá la parte de la cultura tradicional que más me gusta. Me fascina la forma en que los pintores coreanos plasman la belleza de la naturaleza con unos pocos trazos en uno o dos colores. Me refiero a esos cuadros de paisajes montañosos, árboles, flores o escenas de la vida cotidiana. Son dibujos muy simples, pero que transmiten mucho. Y pintar de esa forma es mucho más difícil de lo que parece!

9. Fruta. Me encanta la fruta, y en Corea me pongo ciego a comer caquis, hallabongs, peras, mandarinas, melones coreanos, manzanas... Basta una visita a un mercado callejero, donde venden frutas de temporada a muy buen precio, para volver a casa con un par de bolsas llenas de fruta de buena calidad. La única fruta que echo de menos son mis queridas peras limoneras, motivo por el que me estoy planteando viajar a España cada mes de agosto :D

10. Montañas. La afición por el montañismo en Corea es casi una obsesión. Todos los días un gran número de personas hacen senderismo por las montañas que rodean las ciudades. En cualquier momento del día las montañas están llenas de gente haciendo deporte (y equipados como si fuesen al Himalaya). A mí también me gusta subir a las montañas (de hecho he subido a varias: Hallasan, Palgongsan, Yonggi...). Uno de los grandes atractivos de pasear por las montañas en Corea son los templos budistas, situados casi siempre en lugares apartados de las ciudades, y que constituyen una de mis debilidades.

Y después de escribir acerca de estos 10 aspectos de la cultura coreana, me vienen a la cabeza muchos más, pero me comprometí a citar solo 10 cosas, así que voy a parar.

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